Mariano Rajoy lo ha conseguido. Ha guardado tan bien su secreto, que media hora antes de su comparecencia ante los periodistas para dar a conocer su Gobierno, ningún medio ha adelantado nombre alguno.

Tan sólo algunas especulaciones han salido a la luz, como la de Miguel Arias Cañete para ocupar la cartera de Asuntos Exteriores, o la de Alberto Ruiz-Gallardón para Justicia, pero sus nombres ya aparecían en múltiples quinielas.

Los rumores se han extendido por todas las redacciones y, seguramente, los periodistas especializados en el asunto político se estén lamentando de sus fallidos intentos por conseguir la exclusiva del año.

Rajoy ya había avisado que no diría ni mú hasta comunicárselo al rey, el único que a esta hora ya sabrá el nombre de los miembros del primer Gabinete del líder del PP y el número de ministerios que formarán la estructura del Gobierno.

El nuevo jefe del Ejecutivo ya tenía en su cabeza los nombres de los ministros el pasado día 6, fiesta de la Constitución, tal y como avanzó en una conversación informal con periodistas, a los que dijo que hasta tal punto era hermético, que si un dirigente desvelaba algo, estaría mintiendo.

Nada más ser investido presidente, ayer mismo, Rajoy se ratificó en su posición y volvió a desanimar a los periodistas reiterándoles que hasta la tarde noche de hoy no diría nada.

Incluso los "ministrables" han mantenido la boca cerrada y cuando han sido interrogados por los informadores, tanto en público como en privado, ha seguido el ejemplo de su jefe de filas.

También el anterior presidente del Gobierno del PP, José María Aznar, fue muy celoso de su conocido "cuaderno azul" y logró mantener la incógnita hasta el último momento.

Incluso en algunas de las remodelaciones de sus gobiernos, los medios de comunicación dieron por seguro algún nombre, como el de Elena Pisonero, al que todo el mundo le adjudicó la cartera de Agricultura, con sus reacciones del sector incluidas, pero después Aznar nombró a Jesús Posadas.

Quizá para que no les pase lo mismo, los elegidos, que ya saben la misión que les ha encomendado su líder, permanecen a esta hora en silencio absoluto. Ya queda menos.