El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, se refirieron ayer al comunicado de los presos de ETA de apoyo al acuerdo de Gernika, y aunque dejaron claro que de la banda sólo esperan su disolución, discreparon a la hora de valorar ese anuncio.

Así, mientras Zapatero reconoció que la adhesión de los reclusos etarras a la petición a ETA de un alto el fuego permanente, unilateral y verificable suponía "un paso significativo hacia el final de la violencia", Rajoy no aprecia en el comunicado "cambios sustanciales".

Con "toda la prudencia" que exige esta materia, dijo Zapatero en su comparecencia para convocar las elecciones del 20N, "se trata de un paso significativo" hacia el final de la banda, y afirmó que, "sin duda, nos estamos acercando a ese momento".

No lo vio así Rajoy, quien se situó más cerca de las manifestaciones del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, quien calificó de "intolerable" y "una verdadera vergüenza" el comunicado de los presos.

Rajoy cree que en la carta de los reclusos no hay "cambios sustanciales" y subrayó la necesidad de que la banda dé el paso "decisivo" y emita un comunicado "diciendo que se disuelven y dejan de ser una organización criminal".

"Cuando alguien se erige en juez de los demás y les priva de sus libertades y derechos fundamentales, ese alguien es el que tiene que moverse anunciando que deja de hacerlo y disolviéndose", dijo.

También Conde-Pumpido espera que ETA se disuelva "sin ningún tipo de condiciones", tal y como manifestó nada más entregar en el Congreso la memoria de la Fiscalía General del Estado del 2010.

Desde el PNV, su presidente, Iñigo Urkullu, aprovechó para pedir una política penitenciaria "más flexible" sin esperar a que la banda anuncie el cese definitivo de la violencia, si bien rechazó la posibilidad de una amnistía.

Urkullu consideró "muy importante" la adhesión de los presos al Acuerdo de Gernika porque, a su juicio, era "el tapón que atascaba" la posibilidad de que la izquierda abertzale reclamara a la organización su final.

Por su parte, el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, "prudentemente satisfecho" por el anuncio de los presos, rechazó una "salida colectiva" a los reclusos al entender que la amnistía "no está en las reglas del juego" de la Constitución.

No hay que conceder ni un gramo de arrepentimiento a los presos de ETA, recalcó el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, quien calificó a los internos de la banda como "lo peor de cada pueblo y lo más malo de cada familia".