El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, declaró ayer que está "encantado" de la estrategia de pactos postelectorales del PNV, aunque haya supuesto una pérdida de poder institucional, porque el partido puede "alardear" de haber sido "honesto y coherente".

Urkullu reconoció que el PNV ostenta, tras la formación de los ayuntamientos y diputaciones, la menor cuota de poder institucional de su historia, al gobernar únicamente una diputación y una capital (Bizkaia y Bilbao), pero destacó que subieron en votos en los comicios locales y recordó que en la anterior legislatura tuvieron las diputaciones de Araba y Gipuzkoa sin haber sido la formación más votada.

"Tenemos que hacer un profundo ejercicio de reflexión autocrítico, pero tampoco debemos flagelarnos por perder el poder de gobierno institucional. Es una situación de oportunidad, de pensar qué se ha hecho en cada municipio y territorio, aunque como PNV nos gustaría estar en los gobiernos".

Urkullu, que hasta "avanzado el mes de septiembre" no se planteará si opta a la reelección como presidente del PNV, sostuvo que el partido ha sido "absolutamente honesto" al rechazar los "pactos a la contra" que le plantearon el PSE-EE y el PP respecto a Bildu y mantener tras las elecciones los compromisos anunciados en campaña.

Defendió la actuación de Xabier Agirre al comunicar en la investidura del diputado general de Araba que EB pidió cargos públicos a cambio de su apoyo al candidato nacionalista. "Agirre ha obrado perfectamente, además lo hizo con mi conocimiento, no solo con el del presidente del PNV de Araba".

Urkullu negó que el PNV esperara a la investidura para desvelar las exigencias de EB en la negociación y aseguró que él mismo dijo que "dudaba mucho" de que lo que planteaba Ezker Batua al PNV.