"No se puede ir con estos indicios e imputar a un presidente del Gobierno". Los indicios son los del atentado de 1986 contra los bares franceses ''Batxoki'' y ''Consolation'' y el presidente es Felipe González. El fiscal Pedro Rubira considera que no hay pruebas directas, ni siquiera, para vincular a Miguel Planchuelo, ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao. Acción Popular contra los Grupos Armados de Liberación (GAL) defendió todo lo contrario este miércoles, antes de que el caso quedase visto para sentencia.

El representante del Ministerio Público considera que no existen "pruebas directas" que relacionen a Planchuelo con dos atentados cometidos en 1986 contra los bares franceses. Más allá de ello: "No se puede ir con estos indicios e imputar a un presidente del Gobierno". Según mantuvo en la Audiencia Nacional... "Este tribunal ya está acostumbrado a escuchar al señor Amedo decir que la culpa la tiene el presidente del Gobierno". Se refería al ex agente José Amedo, que responsabilizó al ex mandatario de la creación de los GAL.

En contrapartida, Begoña Lalana, representante de Acción Popular contra los GAL, cree que hay pruebas suficientes para condenar al ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao. La munición que se utilizó para las acciones procedía en su mayoría de la Fábrica Santa Barbara, o sea, era "munición oficial española".

La acusación sostiene que los 30 asesinatos, las detenciones ilegales y las lesiones ocasionados durante el periodo de actuación de los GAL constituyen "una nota de permanencia". Esto justificaría una condena contra el ex policía por un delito de pertenencia a banda armada. Además, en su escrito repitió que los atentados fueron fruto de una trama de "terrorismo de Estado".

Lalana rebajó su petición de penas de los 114 años iniciales a 99. Ahora pide 9 años por pertenencia a organización terrorista y 15 por cada uno de los seis delitos de asesinato en grado de tentativa. Solicita también que se aplique la eximente de dilaciones indebidas. A su modo de ver, es obvio que los grupos querían "presionar a Francia".

"No se puede coaccionar a un país para que cambie su política, por muy legítimo que eso fuera", agregó. Desde su punto de vista, "habría podido suponer un quiebro en las relaciones de nuestro país con los de su entorno". Además, "no se puede atentar contra la vida de persona, bajo ninguna circunstancia, ya que este hecho subvierte el orden constitucional".

Ribura discrepa también en el punto de la condena por terrorismo. Así, recordó que, en relación con este caso, ya se han dictado varias resoluciones que apuntan a que el delito imputable sería, en todo caso, el de asociación ilícita.

El propio Planchuelo, aprovechó su derecho a la última palabra para declararse inocente ante el tribunal. También precisó algunos de los datos de los testigos. José Aníbal Álvarez, su abogado defensor, hizo hincapié en que su cliente no tuvo "participación de ningún tipo" en los hechos de los que se le acusa. "No puede ser responsable, y mucho menos 25 años después", dijo antes de que el caso quedara visto para sentencia.

EL MERCENARIO LO DESVINCULA, PERO LOS PERITOS POLICIALES NO

Un día antes, testificaron en la Audiencia Nacional uno de los pistoleros que cometieron el atentado, cuatro peritos caligráficos y las antiguas amantes de José Amedo y Míchel Domínguez, los ex policías implicados. El mercenario estuvo reticente a hablar, de primeras, porque Anibal Cavaco Silva, presidente luso, había decretado que los atentados eran "secreto de Estado". Después, declaró que actuaba bajo las órdenes "de autoridades policiales y servicios secretos" de España.

Rogerio Fernando Carvalho da Silva esclareció que no conoce a Planchuelo, que sólo se había reunido con Amedo y Domínguez y que no sabe si "tenían apoyo de sus superiores". Los peritos sí vincularon al ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao, al detectar su letra en una nota manuscrita que se adjuntó al comunicado en el que los GAL reivindicaban la autoría del crimen. "Aquí GAL", rezaba el texto.

La amante de Domínguez dijo que nunca supo del asunto. No así la de Amedo. Inmaculada Gómez conoció la acción en territorio galo a través de una revista, dijo. No obstante, agregó que, después del atentado contra Juan Carlos García Goena, los dos ex policías se refugiaron en su casa. "La Jefatura de Bilbao estaba incumpliendo sus promesas (...) Les estaban dejando solos".