El juez de instrucción encargado de asuntos de terrorismo en el Tribunal de Apelación de Salé ha ordenado la prisión preventiva contra el marroquí Mohamed Belhadj, extraditado por Siria, por su presunta implicación en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, informaron fuentes oficiales.

La agencia MAP indicó que el acusado fue presentado ante la Justicia este martes para responder a los cargos de "constitución de banda criminal con el objetivo de preparar y perpetrar actos terroristas y atentado grave contra el orden público".

Belhadj, de 31 años, estaba siendo buscado por las autoridades españolas, según confirmó ayer el magistrado de enlace entre España y Marruecos, Ángel Llorente, quien añadió que el acusado lleva en este país desde principios de mes tras su extradición por Siria.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pedirá al juez Eloy Velasco, que tramita los "flecos" del sumario del 11-M, solicitar a Marruecos la entrega de Belhadj y, de no ser concedida, que reclame a las autoridades alauíes que sea juzgado en ese país por su participación en los atentados de Madrid.

Dado que Marruecos no tiene por costumbre conceder la entrega de sus nacionales, con toda probabilidad tampoco lo hará con Belhadj, por lo que desde la Fiscalía se recordó que se deberá actuar como ya se hizo en el caso de otro marroquí vinculado al 11-M.

Belhadj alquiló el apartamento en Leganés, a las afueras de Madrid, en el que se alojaron siete miembros del comando que perpetró los atentados del 11-M.

Tras la explosión del piso donde estaban los autores de los ataques, el 3 de abril de 2004, Belhadj huyó de Madrid junto al también imputado Mohamed Afalah, pasaron por Barcelona y se dirigieron a Bélgica para buscar cobijo en casa de los hermanos de Belhadj.

Tras esto, se refugió en Bélgica y posteriormente en Siria, país en el que residió durante dos años y donde fue detenido y extraditado a Marruecos.

Para su huida, los dos presuntos terroristas islamistas contaron supuestamente con la ayuda de varios de los detenidos en la "operación Tigris", juzgados por la Audiencia Nacional, que absolvió a 10 de los 14 procesados tras anular la intervención de sus correos.

Hasta ahora, tanto la Policía como la Fiscalía españolas barajaban la hipótesis de que Afalah y Belhadj pasaran de Siria a Irak y que ambos hubieran muerto.