El supuesto líder del último "comando Vizcaya" de ETA, Arkaitz Goikoetxea, fue condenado ayer por primera vez, desde su detención en julio, a 22 años de cárcel por un acto de "kale borroka" perpetrado antes de integrar la banda: el ataque a una patrulla de la Ertzaintza en Portugalete (Vizcaya), el 5 de agosto de 2001.

La sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó además a Goikoetxea, para el que el fiscal pedía 53 años de cárcel, a indemnizar con 59.760 euros al agente Manuel Rodríguez y con 95.040 a César Garbancho por las quemaduras sufridas en este ataque, y le prohíbe aproximarse a sus víctimas durante cinco años desde su puesta en libertad.

Según la sentencia, Goikoetxea y los otros seis jóvenes -cinco de ellos ya condenados por estos hechos- pretendían causar "la muerte de los ertzainas, o al menos aceptaban la producción de ese resultado", que no lograron gracias a la intervención de compañeros de los agentes atacados.

A su vez, estima probado que lanzaron cócteles molotov al paso de la patrulla de la Ertzaintza y algunos llegaron a introducirse en el coche policial, causando graves lesiones a los dos agentes que lo ocupaban, mientras que otros artefactos cayeron en vehículos colindantes que también sufrieron daños.