El reconstituido "comando Vizcaya" de ETA usó 100 kilos de su más potente explosivo para atentar contra la sede de EITB en Bilbao el 31 de diciembre. Según el análisis de los técnicos de la Ertzaintza, la furgoneta bomba estaba cargada con amonitol, una mezcla del clásico amonal (nitrato de amonio y polvo de aluminio) reforzado con nitrometano, el combustible para aeromodelismo del que ETA robó 2.000 litros en octubre de 2007 al asaltar un almacén galo.

La banda terrorista, recordaron ayer mandos de la lucha antiterrorista, viene usando este compuesto explosivo de gran potencia desde febrero de 2008, cuando atentó contra los juzgados de Bergara (Guipúzcoa). El antecesor del actual comando Vizcaya, el talde "Askatasun Haizea", desarticulado en julio de 2008 tras la caída de una decena de sus activistas, tenía en sus arsenales de La Rioja 125 kilos de polvo de aluminio, nitrometano y nitratoamónico, y había utilizado amonitol en atentados como el del Club Náutico de Getxo el 18 mayo.

Los servicios de Información creen que el último ataque es obra de ese nuevo "complejo Vizcaya", que sobrevivió al golpe del pasado verano. Esta estructura está activa, al menos, desde octubre de 2007, y desde entonces ha cometido más de una docena de atentados.

Los especialistas de la Guardia Civil y de la Policía sospechan que se trata del mismo grupo que septiembre colocó el coche-bomba de Santoña (Cantabria), y cuya explosión mató al brigada del Ejército Luis Conde, y que unos días antes también trató de matar a un policía nacional de Basauri con la colocación de una bomba lapa en los bajos de su vehículo.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Bilbao ha retirado ya 27 toneladas de escombros del entorno del edificio afectado por la explosión y tenía previsto retirar entre 15 y 20 toneladas durante el día de ayer.

Según informó el Consistorio bilbaíno, continúan adelante con las labores de recogida de los escombros y la previsión es que la situación vuelva a la normalidad en cuatro o cinco días.

Durante la mañana de ayer, un retén especial retiró un total de 22 toneladas de cristales y escombros, que se suman a las cinco toneladas recogidas el mismo día del atentado. Tras la limpieza de ayer, los Bomberos de Bilbao irán arrancando uno a uno los trozos de cristal que permanecen adheridos a la estructura del edificio, para evitar que puedan desprenderse y caer sobre la vía pública.

Estas labores de extracción de los cristales de la fachada, más la recogida de los restos resultantes de los mismos, supondrán, al menos, otros cuatro o cinco días más de trabajo.