"Un acto de justicia con los custodios y valedores de una parte excepcional de nuestro patrimonio artístico y nuestro acervo emocional; un acto de justicia hacia un caudal inagotable de generosidad y compromiso social que han demostrado durante muchas décadas con todos los laguneros". Con esas palabras se refirió anoche el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, al trabajo realizado por las hermandades locales y de esa manera razonó la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad a la labor que han realizado a lo largo de años estos colectivos religiosos.

Fue a mediados del pasado año cuando el Pleno local aprobó la apertura de honores para la Junta de Hermandades y Cofradías (JHC) y ayer llegó el momento de la entrega del reconocimiento a esta institución, que cuenta con su propio equipo directivo y celebra plenos a los que asisten representantes de las diferentes hermandades, lo que la convierte en el principal órgano cofrade.

La singularidad de la JHC, fundada en 1953, tiene bastante que ver con las circunstancias de la fe en Aguere, como destacó Díaz en su intervención: "En la urdimbre social, cultural y simbólica de nuestra ciudad, la fuerza de la fe religiosa, que alcanza una de las expresiones más arraigadas en una Semana Santa que atrae a personas de todo Tenerife y todo el Archipiélago, ha representado una constante histórica".

Se dirigió también al público el del presidente de la Junta de Hermandades, Pedro López, que leyó un extenso discurso entre los orígenes de esta costumbre, el enfoque que considera que debe marcar estos grupos cristianos, el reconocimiento de la labor de las distintas cofradías y dos proyectos: el museo por el que vienen apostando con más voluntad que éxito desde hace tiempo y una escultura dedicada a la Semana Santa consistente en un capuchino con el capirote en un brazo y un niño de mano.

"Las hermandades y cofradías somos una pieza importante de la sociedad lagunera", sostuvo López en una alocución en la que entreveró matices y mensajes, más o menos directos, para estos colectivos con tanta tradición en la Ciudad de los Adelantados y que ahora, si cabe, estrechan su vínculo con ella y su historia cinco veces centenaria.