Las fiestas en honor de San Benito Abad están ya en marcha. Manolo Hernández, vecino de ese barrio lagunero y conocido responsable de un centro de fisioterapia de la zona, pregonó ayer la celebración con un viaje en el tiempo a 1959, cuando la Romería adquirió su actual título de regional.

"Durante los días de la semana anterior, todos y cada uno de los vecinos de nuestro barrio nos habíamos sumergido en el mayor de los ajetreos", rememoró Hernández, en un relato entre lo real y lo ficticio. "La comisión de fiestas se puso las pilas y lanzó un SOS intentando implicar a todos los laguneros del casco y de los barrios para que entre todos consiguiéramos sacar adelante la Romería de este año, que había sido declarada la primera romería regional de Canarias", indicó antes de entrar en la gastronomía de los festejos, los orígenes o la época en la que el santo se quedaba la víspera en la iglesia de La Concepción.

Junto a la intervención del pregonero, que añadió música y recitó versos en honor de San Benito, en el acto fueron presentadas las candidatas a romera mayor, actuó Chago Melián y un audiovisual homenajeó a Luis Hormiga, Suspi, fallecido meses atrás y que, además de con el Carnaval, mantenía una estrecha relación con San Benito.

Sobre la historia, Manolo Hernández apuntó que se cuenta que, en 1532, el Cabildo se hizo eco de las inquietudes del pueblo ante la gran sequía que azotaba el Archipiélago y prometió al santo que, si salía en rogativa y hacía llover, se le harían tres fiestas: dos de cariz religioso y otra de una solemnidad especial organizada por los aborígenes. "La tercera es la que nos ocupa; que no solo podemos referirla al siglo XVI, sino que, incluso, podemos encontrar sus vestigios en épocas de los aborígenes", dijo en un pregón distinto, sentido y con algunos guiños al nacionalismo.