El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, considera que el jesuita lagunero José de Anchieta (1534-1597), proclamado hoy santo por el papa Francisco, es un orgullo para Canarias y un ejemplo a seguir por su sacrificio.

Álvarez ha indicado que aunque hoy haya sido proclamado santo, Anchieta, que nació en La Laguna (Tenerife) el 19 de marzo de 1534, fue santo durante toda su vida, pues parte de ella la dedicó como misionero en Brasil a defender a los indios ante los conquistadores.

Anchieta, que llegó a Salvador de Bahía en el año 1553 en plena colonización del continente, desarrolló en Brasil "una tarea humanizadora impresionante", ha comentado el obispo.

Su santificación es también un "honor" para Canarias y supone una oportunidad para que la sociedad se interese por Anchieta, quien desde su llegada a Brasil destacó como defensor de los derechos de los aborígenes y mestizos, por sus llamamientos contra la persecución de los indios y el mercado de esclavos.

Las iglesias de la Diócesis de Tenerife repicaron a las 13 horas en señal de júbilo y gratitud por la canonización de Anchieta.

Asimismo, en La Laguna se realizó una ofrenda floral tanto en la casa de Anchieta como en el monumento en su honor que está en la glorieta de entrada en la ciudad.