Fernando Clavijo y Javier Abreu escenificaron el pasado 23 de junio la firma de un pacto que la agrupación local de Coalición Canaria en La Laguna no deseaba y que los socialistas calificaban, hasta poco tiempo antes, de "imposible". Se juraron fidelidad y aseguraron que enterrarían sus proverbiales diferencias. Comenzaban, entonces, un camino en común en el que Clavijo debía aceptar a su nuevo socio y este habría de guardar sus andanadas contra los nacionalistas para mejor ocasión.

Sin embargo, tan singular escenario tenía que acabar trayendo, tarde o temprano, consecuencias o, al menos, imágenes diferentes a las que fueron habituales en el mandato anterior. Y llegaron. Mañana, la mezcla entre la política, la tradición y el destino hará que Javier Abreu cambie su papel por el de alcalde en una de las celebraciones con más boato de la Ciudad de los Adelantados.

Esta situación deriva de la costumbre de la Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna de invitar a los actos religiosos del 14 de septiembre al Rey -que ostenta el título de esclavo mayor honorario y perpetuo-, quien delega (cada año en uno) en el alcalde, en el presidente del Parlamento, en el teniente general jefe del Mando de Canarias y en el presidente del Gobierno autonómico.

De esta manera, Clavijo es quien tiene encomendada en la procesión del Retorno de este año la referida representación, una circunstancia tan chocante o más que el efímero protagonismo con el que contará Abreu, toda vez que el regente municipal ha llegado a defender públicamente que el Archipiélago canario se convierta en un Estado Libre Asociado.

Como consecuencia, el primer teniente de alcalde, el socialista Javier Abreu, hará de regidor en el día grande de la ciudad, que no es baladí si se tiene en cuenta la fuerza de las tradiciones en el casco lagunero y, más específicamente, lo solemne del 14 de septiembre.

Así las cosas, y a falta de encontronazos -por ahora-, estas son las primeras escenas curiosas que sobrevienen de una alianza municipal entre dos posturas antagónicas, unidas por obligación después de que La Laguna -como plaza importante de la política canaria- entrase dentro del "paquete" de acuerdos emanados de la firma del pacto regional entre nacionalistas y socialistas.

Ahora, el PSC goza, pese al mal resultado obtenido en las elecciones del pasado 22 de mayo, de las cotas más altas de poder que ha tenido en mucho tiempo en el municipio -no gestionaba áreas de gobierno desde la época de José Segura-.

Con todo, la representación de mañana, pese a lo anecdótico, bien simboliza el presente de la política local y los grandes réditos obtenidos con solo cuatro concejales. Es el paso del peor resultado a la mejor situación. De la nada al protagonismo.