El célebre hotel Delfín, otrora uno de los referentes turísticos de Bajamar (La Laguna) en las décadas del apogeo del sector servicios en el Nordeste, seguirá con su condición de referente, aunque en un ámbito bastante distinto. Desde finales de este mes, según las previsiones de sus dueños y promotores del nuevo proyecto, se convertirá en el primer geriátrico privado y concertado de España especializado en alzhéimer, lo que le aportará a su trayectoria un claro carácter social en una zona muy apreciada por su clima en diversas etapas del año.

Este cambio no perturbará la denominación del establecimiento, que conservará los términos Delfín y Bajamar, si bien con el prenombre de centro especializado.

El propietario del hotel, Antonio Hernández Morales, cuenta ya con 90 años, aunque casi no los aparenta, al conservarse francamente bien. Dueño también del portuense hotel Palmeras Playas y con una dilatada experiencia en el subsector desde 1969, explica, en compañía de su hijo Lorenzo (exedil portuense), que adquirieron el inmueble en el año 2000 casi sin preverlo y porque sus dueños se lo ofrecieron a buen precio. No obstante, luego comprobaron que su necesaria reforma requirió los mismos dos millones de euros que, ahora, un decenio después, han desembolsado para reconvertirlo en un geriátrico de alta calidad y centrado en una enfermedad que tiene en España a unos 800.000 afectados y, en Canarias, unos 25.000.

La idea la comenzaron a masticar hace un año por el declive del turismo en Bajamar, sobre todo en verano (cuando ni siquiera alcanzaban un 10% de ocupación), así como por influencias familiares y de amigos. Desde el principio, tuvieron claro que la inversión iba a ser totalmente privada, aunque también buscaron, y lograron, el beneplácito y el apoyo de las distintas instituciones, especialmente del Ayuntamiento lagunero y de su alcalde, Fernando Clavijo. Un respaldo que, pese a resultar clave en la parte administrativa, no pudo evitar una espera de seis meses y 15 días para lograr que el suelo del hotel, calificado como turístico, pasara a ser sociosanitario, si bien aún queda pendiente la parte de la cancha de tenis anexa y otra zona en la que, en el futuro, se prevé una posible ampliación que permita medio centenar de plazas más para enfermos.

De momento, el amplio proyecto, que cuenta ya con los permisos necesarios, contempla 120 plazas, con habitaciones individuales para afectados que precisen esa atención, una mayoría de dobles y para 3 y 4 personas. Las exigencias técnicas son tan estrictas que han tenido que derribar las paredes de los pasillos por incumplir en tres centímetros el ancho exigido, algo que los promotores muestran como clara prueba de su apuesta por la excelencia.

Los 20 trabajadores con que contaba el hotel se reincorporarán a la nueva etapa y se contratará a otras 40 personas (doctores, psicólogos, enfermeros, auxiliares...) tras varios cursos y una escrupulosa selección. Además, habrá un convenio con la Facultad de Psicología de la ULL para que los alumnos realicen prácticas en verano.

Las plazas costarán un mínimo de 1.700 euros y una media de 2.000, si bien existirá la opción de usar el centro como residencia de día, nocturna o para ausencias temporales de familiares. Según recalcan, la apuesta pasa por un servicio integral, personalizado, de calidad, preventivo, rehabilitador y de respeto a los derechos de la persona atendida y sus familiares.

Tras muchos años como referente turístico, y con la inestimable ayuda de Apanate y de Triodos Bank ("banca ética y sostenible" que financia este tipo de proyectos sociales), el Delfín Bajamar tiene por delante un nuevo y gran reto: dar una vida mejor a los enfermos de alzhéimer.