EN LA LAGUNA existen algunos monumentos que se han instalado en honor y recuerdo de José de Anchieta (1534-1597): una magnífica escultura (Bruno Giorgi, 1960) situada en una encrucijada de caminos, el nombre de una calle del centro histórico de la ciudad y una placa antigua (1897) donde se manifiesta que aquella es la casa natal del beato. También han sido bautizados con su nombre un instituto, dos colegios, una urbanización y un hogar de la tercera edad. Sin abundar en los grandes logros del gran humanista, quizás el tinerfeño más universal, sí deseamos, ahora que se va acercando de nuevo el mes de marzo en el que se celebra su aniversario y onomástica, volver a recordar que el proyecto en torno a esta eminente figura lagunera permanece de forma obstinada sólo como una promesa incumplida, no se sabe por qué.

Este viejo y justo deseo duerme y resucita de vez en cuando entre dificultades extrañas a una feliz solución, que no es otra que la culminación del acuerdo tomado hace tiempo por el Consistorio lagunero, con el apoyo que nunca ha faltado de una importante representación de la sociedad civil, que la comparte sin reparos, de convertir la casona de la plaza del Adelantado en un centro que conserve, complete, mejore y pregone la memoria de este lagunero universal. El esfuerzo, que ha sido lento y dubitativo, se ha realizado entre avances y retrocesos, entre rumores y desconciertos, cundiendo el desaliento. La casa natal que fue de la familia Verdugo fue adquirida y restaurada por el ayuntamiento hace ya varias décadas; además existe un proyecto bien elaborado para empezar a dar los primeros pasos. Todo parece indicar que el momento propicio para su realización ha llegado. Entones, ¿por qué esta demora que entendemos injustificada? ¿Existe realmente la necesaria voluntad? Nos preguntamos.

Es razonable que se considere esta situación como algo que no se corresponde con la historia civilizada de La Laguna, ni aun con el tan pregonado sentido práctico que hoy todo lo envuelve y que en este caso cierra los ojos a una gran conveniencia para la ciudad, desde todos los puntos de vista: culturales, turísticos y económicos o comerciales. Nos gustaría alentar a nuestro ayuntamiento para que se hagan las necesarias convocatorias con el fin de establecer las condiciones más decididas para la culminación de este magnífico proyecto. Sería deseable, por otra parte, todo el apoyo posible, por ser un bien de interés general, de las instituciones civiles, religiosas y administrativas de la Comunidad y de la Isla para que en el marco de la próxima celebración del día del Padre Anchieta, que ya está a las puertas, se anuncie de forma concreta y definitiva esta esperada solución.