Situado entre Tacoronte y Tejina, el pueblo de Valle Guerra es uno de los referentes de la llamada comarca Nordeste. A diferencia de Tejina, Bajamar o La Punta, esta zona presenta una mayor dispersión urbanística, lo que algunos vecinos creen un handicap que debería corregir en buena parte el nuevo PGO, si bien otros tienen claro que cada núcleo interno tiene su propia idiosincracia y resulta difícil, por ejemplo, que se use un parque infantil grande para todos, en vez de potenciar los pequeños de cada sitio.

En este bello enclave, con un suelo muy fértil que ha consolidado durante siglos a la agricultora como la principal actividad económica, se asentaron los guanches mucho antes de la Conquista, tal y como prueban los restos hallados en Cuevas de El Calabazo. Tras el reparto de tierras de los conquistadores, la zona se entregó a Lope Fernández de la Guerra, que dio origen al nombre del Valle. En la actualidad, y aparte de la agricultura, se ha ido asentando la oferta de turismo rural con varios establecimientos.

Según datos oficiales, el pueblo cuenta ahora con 10.300 vecinos y ha mantenido un constante crecimiento vecinal sin excesiva emigración juvenil por las promociones de viviendas en los últimos años, algo que se aprecia diariamente en las plazas, zonas de baño, canchas, bares y otros lugares de encuentro. El referente en la costa es La Barranquera, frecuentada por vecinos y visitantes, que se bañan en pequeñas calas junto a restaurantes y casas típicas de la expansión costera. Desde aquí, se sube a La Hondura, La Biromba, El Realejo, La Herreña y El Cantillo, así como a Toscas de Abajo y de Arriba. En la parte más céntrica, atravesada por la carretera general y donde se sitúa la mayoría de servicios administrativos y la oferta comercial, se encuentran las zonas de El Puente, La Plaza, El Moral y Lomo Solis, mientras que, en la parte más alta, se ubican El Boquerón, Garimba, El Consumo y la célebre vía El Vino.

Aunque el pique con Tejina resulta evidente casi en cualquier conversación que aluda a ello, tal y como ha comprobado este periódico en los últimos días, lo cierto es que muchos valleros admiten, sin embargo, que les unen muchos vínculos con sus vecinos. De hecho, hay un gran número de familias cruzadas y la asistencia a las fiestas y a otros acontecimientos de Tejina son habituales. Por supuesto que también están los que, por cercanía, optan más por Tacoronte, especialmente los jóvenes a la hora de elegir instituto. Por lo demás, el vallero suele presentarse como muy defensor de sus tradiciones, entre las que destaca su afición a la lucha canaria (pese a las obras del terrero, han preferido mantener el equipo local en el pueblo con un terrero hinchable que se habilita en el pabellón) y a fiestas como La Librea, las de San Isidro (mayo), Nuestra Señora del Rosario (octubre), San Roque (en Toscas de Abajo y agosto), Nuestra Señora de lourdes (en La Hondura y en febrero), así como la del Carmen (en La Barranquera y en junio y julio).