A falta de que se confirme si Isaac Valencia (La Orotava, CC) e Ignacio Rodríguez (La Matanza, PSC) repiten o no como candidatos locales en 2011, el otro representante de la camada de alcaldes que siguen en su puesto en la Isla desde 1983, Macario Benítez (El Rosario), sí volverá a acaparar los carteles electorales de los socialistas en el municipio el próximo año. Así lo han confirmado a EL DÍA diversas fuentes internas del PSC de la localidad y de otras instituciones, aparte de la propia portavoz del gobierno, Ana Lupe Mora. Con la de mayo próximo, será la octava vez que los vecinos deberán apostar por Benítez si quieren que siga gobernando el PSC.

De todas formas, y como ocurre con los otros dos casos citados, la figura del actual alcalde trasciende en buena parte las ideologías y su éxito electoral hasta ahora tiene mucho de personal, más allá de los partidos en sí. De hecho, sólo así se explica el mantenimiento desde 1983 de mayorías absolutas muy estables que, a diferencia de lo que ocurre en el resto de gobiernos del PSC en la Isla, dejó en los últimos comicios a CC como fuerza minoritaria, con un único edil, al PP con dos y, sorprendentemente desde fuera, a IR-Verdes, es decir, a una fuerza a su izquierda, como el principal grupo opositor, con cuatro representantes, con el añadido, además, de que buena parte de sus integrantes proceden del propio PSC.

¿Es tan de izquierdas El Rosario? Desde IR-Verdes se sostiene que no. Que, en realidad, Macario Benítez agrupa mucho voto que, en otras elecciones, como las nacionales, se va al PP y a CC, por lo que ponen en duda su izquierdismo y creen que, por "populismo" o por aprovechar bien los resortes del poder, se ha mantenido con una política "clientelista" que le da muchos réditos electorales.

Sus defensores, en cambio (y en el pueblo tiene muchos pese a las sonadas polémicas y denuncias) alaban precisamente eso: su capacidad para aglutinar votos y personas de diferentes ideologías o sentimientos por su gestión, cercanía y trabajo. De hecho, consideran que, como no podía ser de otro modo tras gobernar durante 27 años, El Rosario ha vivido un antes y un después con Benítez desde todos los puntos de vista, principalmente por la extensión de los servicios básicos y el aumento de la calidad de vida.

Sus detractores, inmediatamente, recuerdan que esto se ha producido prácticamente en todos los pueblos de España desde la llegada de la democracia, al tiempo que le reprochan el "urbanismo salvaje" permitido, sobre todo, en la costa, lo que ha originado riadas y problemas en viviendas y edificios como las del pasado 1 de febrero.

El PSC ha sostenido que heredó en 1983 un Plan General que ya tenía prevista dicha expansión y que no se puede modificar porque había derechos adquiridos por parte de los propietarios.

Para sus críticos, la situación en general en el municipio no sólo es muy mejorable, sino que, en muchos aspectos, hay déficit y retrasos en comparación con otros lugares. El gobierno local, insiste en los plenos en que, pese a la crisis, El Rosario presenta una de las tasas más bajas de desempleo y los mejores servicios y prestaciones.

Entre los déficit, la oposición critica, sobre todo, el "democrático" por las formas de Benítez en su gestión diaria y, por ejemplo, en el transcurso de los plenos, produciéndose duros debates y más de una marcha de ediles opositores, como la última de Medina (PP).

Entre las lecturas que ya se hacen por la presentación, de nuevo, de Benítez, se encuentra la de aquellos que creen que el alcalde, aunque pudiera apetecerle la retirada y un descanso más que merecido y ganado a pulso cuando se acerca a su séptimo decenio vital, prefiere que las urnas diluciden o, mejor, vuelvan a dilucidar su desgaste o no por polémicas como la de El Varadero, el plan urbanístico que ha parado la Cotmac y que está siendo investigado por la justicia, así como la más reciente denuncia de la Fiscalía tras la información aportada por CC sobre supuestas contrataciones irregulares en el ayuntamiento de personas vinculadas o cercanas al PSC local.

Tras las polémicas últimas elecciones, en las que el líder de la oposición, Escolástico Gil (antiguo concejal del PSC) denunció supuestas irregularidades siempre negadas por el gobierno, Benítez afrontará en un año un nuevo reto que puede avivar su mito como candidato triunfante o suponer su ocaso político. Eso sí, para bien o para mal, su nombre ya estará siempre ligado al de un pueblo que ha visto crecer y que, con sus errores y sus aciertos, sus vanidades, defectos y manías, sus buenas o malas formas, su mayor o menor preparación, su estilo bonachón y cercano, y las críticas que lo presentan como todo lo contrario, nadie le podrá negar que quiere de verdad. De hecho, y durante muchos años, la mayoría de sus conciudadanos así se lo han reconocido, como a Valencia, como a Rodríguez.