Con gafas oscuras, destrozado por los últimos días que ha vivido junto a su hija de 14 años, aunque con fuerzas para criticar una situación que considera intolerable y totalmente evitable, Luciano Alayón González desveló ayer a EL DÍA una historia más propia de la España negra y surrealista, si no fuera porque se trata de un asunto de profundo dolor personal, familiar y de su entorno. A la siempre inesperada y rompedora noticia de la muerte repentina de su mujer, Alicia Espinosa Marrero (de 42 años y enfermera del HUC durante 23), ocurrida el pasado jueves, Luciano, vecino de Tabaiba Baja (El Rosario), sumó este lunes un momento indignante que le ha llevado a denunciarlo públicamente para que se sepa la "verdadera" actuación del ayuntamiento durante el entierro. Si bien su estado de "shock" desde el jueves hizo que delegara la organización de todo en su amigo Óscar Gómez del Rey, ambos se alegraron profundamente cuando el gobierno local les dijo que se despreocuparan y que el ayuntamiento asumía el coste. El lunes, sin embargo, acudieron a recoger las cenizas y la empresa Servisa se negó inicialmente (luego sí lo permitió) a que se llevaran los restos porque quedaba por abonar 1.598,22 euros. La indignación de Luciano fue tal que, aparte de muy molesto con la espera de más de una hora para ser atendidos en Servisa, decidió dejar las cenizas hasta que, en la tarde de ayer, dispusiera del dinero que falta, "porque Alicia no se va al Cielo debiendo nada".

Luciano deja claro que él se desentendió de todo desde el jueves "porque, simplemente, no estaba para nada". De hecho, explica que su amigo Óscar le metió en el bolsillo el viernes, mientras se desarrollaba el velatorio ante unos 200 vecinos, un cheque de la empresa en la que trabaja (Limpiezas Costamar) con los 3.399 euros que costaba el entierro en su totalidad, después de que fuera el propio Óscar el que eligiera "el ataúd más barato" y otros elementos de la ceremonia.

Su amigo subraya que no había ningún problema y que su compañía estaba dispuesta a pagar lo necesario y luego arreglar con Luciano, que carece ahora de seguros, pero que cobrará los de su mujer. No obstante, su sorpresa agradable fue mayúscula cuando le escuchó a la portavoz del gobierno, Ana Lupe Mora, que el consistorio correría con los gastos. Según señala, esto se reforzó a primera hora del sábado, cuando la edil del área social, Olga Delgado, le indicó que iba a "liquidar" todo.

El trato del gobierno local estaba siendo tan bueno y delicado, que se mereció el reconocimiento general de los vecinos y hasta Óscar llegó a la conclusión de que "hay que votar al PSOE". Luciano, además, seguía agradeciendo ayer profundamente la actitud de Mora, aunque no así la del alcalde, Macario Benítez, sobre todo tras conocer el lunes el gran detalle: el ayuntamiento sólo había abonado 1.800 euros por el ataúd y, según su versión, el máximo mandatario, que se personó en Servisa, se negaba a asumir lo demás por tratarse de "extras". Luciano, que recuerda que el regidor envió una gran corona a nombre del alcalde, cree indignante esta situación final. A su juicio, todo se hubiera arreglado sin problemas si, en vez de comprometerse a pagarlo todo y "quedar muy bien ante los vecinos", el gobierno detalla la cuantía que sí podía asumir. "Desde que pueda, llevaré al ayuntamiento el dinero que ha aportado y le daré a la empresa lo demás, pero me parece fatal que el gobierno me haya hecho pasar por esto".

Mora mostró ayer a EL DÍA su sorpresa por la decisión de Luciano de denunciar esta situación públicamente. No obstante, subrayó el respaldo que ha tenido por parte del consistorio y afirmó que creía que en la tarde de ayer estaba todo resuelto, prefiriendo no entrar en muchos más detalles, aunque sí indicó que el ayuntamiento aporta ayudas a familias sin medios ante este tipo de casos, si bien siempre con el beneplácito de Intervención. Este periódico también intentó, sin éxito, conocer la versión del alcalde de El Rosario.