Leoncio de la Rosa, de apodo Carampín, fue un afamado luchador lagunero al que el Ayuntamiento de La Laguna le rindió homenaje ayer, dándole el nombre de una calle perpendicular al camino Tornero, por lo que, aunque muerto, seguirá luchando por el deporte vernáculo y sus valores entre todos los que pasen a diario por dicha vía. Ésa será la última y la gran luchada del personaje lagunero, al que el consistorio, después de muchos años, tributó ayer el merecido reconocimiento público solicitado en su día por la Federación de Lucha Canaria.

Uno de los hijos del prestigioso luchador, Leoncio de la Rosa Palenzuela, se mostró orgulloso ante este periódico "por este reconocimiento a mi padre". Según recuerda, lo promovió hace años la Federación de Lucha Canaria, pero ya lo daba por perdido "dado el tiempo transcurrido hasta ahora. Sin embargo, y según recalcó, agradece al actual alcalde, Fernando Clavijo, "que mi ilusión se haya cumplido, y no sólo para orgullo mío, de mi familia y amigos, sino de la lucha canaria en general".

El hijo de Carampín recuerda a su progenitor como una persona "ejemplar con su familia y muy responsable. Emigró a Venezuela y allí pasó sus últimos días antes de morir. Con frecuencia visitaba su querida ciudad de La Laguna y siempre antes acudía a ver a sus segundos padres, es decir, la Virgen de Candelaria y el Cristo de La Laguna. Sólo logró inculcar la práctica de la Lucha Canaria a su nieto, Cristo Manuel de la Rosa Díaz, y a su sobrino, Francisco Gutiérrez".

La Federación Insular de Lucha Canaria de Tenerife indicó en su momento que Carampín "era un hombre terrible por su temperamento, su poder, su buen luchar y su estilo inverso, pues era zurdo". Mantuvo desafíos con "Palmero", con Cándido Matoso y con el "Faro de Maspolmas". Y en todos, unos perdidos y otros ganados, Carampín dejaba satisfechos a los aficionados.

Los que tuvieron la suerte de verle luchar lo definieron como un "mozo lagunero, duro como una roca, con un corazón que no le cabía en el pecho, mal amañado y con estilo nuevo en la lucha canaria. Era zurdo y luchaba a la izquierda. Una cosa increíble que no se había visto hasta ese momento en la lucha. Carampín agarraba al estilo clásico, con la mano izquierda al pantalón de mano abajo y con la mano derecha a la espalda".

Este lagunero célebre empezó luchando en el equipo local Acaymo. Entre sus triunfos, cabe destacar su triunfo personal ante la selección de Las Palmas, tanto en dicha Isla sino en Tenerife, en lugares como la plaza de Toros o el campo de la Manzanilla.

Carampín nació el 20 de septiembre de 1924 en San Miguel de Geneto y su apodo, según explica su hijo, "lo heredó de su bisabuela Carmen La del Pino, que tenía una casa de comidas para los carreteros de La Laguna y Tacoronte cuando venían de comprar papas del Sur para plantar. La derivación del nombre terminó en Carmen La Carampina y a mi padre lo llamaban Carampín.