El Cristo de La Laguna fue descendido ayer, de forma solemne, desde su Cruz de plata del altar mayor hasta la mesa cubierta de tela y cojines de terciopelo rojo, aunque este año, dada la gripe A, los miles de fieles no pudieron besar los pies a la venerada imagen como es tradición, sino sólo hicieron una reverencia ante el Crucificado moreno y recibieron de miembros de la Esclavitud una estampa, bendecida por el prelado nivariense.

El acto fue presidido por el alcalde de la ciudad, Fernando Clavijo, que estuvo acompañado del presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Ricardo Melchior; la consejera de Educación, Milagros Luis Brito; el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías, Pedro Gutiérrez; la concejal de Cultura, Julia Dorta, y el concejal de Fiestas, Yonathan Domínguez, entre otras autoridades.

En la homilía, el obispo, Bernardo Álvarez, recordó la "recomendación de la Iglesia de mantenernos firmes para que los que creemos en Dios sobresalgan en la práctica de las buenas obras, y es que Cristo se entregó por nosotros para ello. Y lo hizo por nuestra salvación y rescatarnos del pecado y preparar un pueblo purificado".

El prelado hizo hincapié en que "el pueblo sobresale por la fe y obediencia a Jesucristo. Cualquier persona no pertenece al pueblo de Dios sino por la fe y animada por la fuerza del espíritu". Hizo una llamada a todos para que dediquen sus vidas a las buenas obras.

Bernardo Álvarez precisó que "al Cristo le hablamos, le pedimos perdón y le encomendamos nuestros problemas porque confiamos en Él porque es nuestra salvación. Pero el Cristo de La Laguna nos habla con toda la palabra del Evangelio, que es escuchar a Cristo vivo y Resucitado, lo cual no es cosa del pasado sino que reina y vive para siempre".

A la pregunta de cómo se permanece en el amor de Cristo, el mismo obispo dio la respuesta: "Guardando sus mandamientos".

El obispo manifestó que "la Virgen María se entregó a la voluntad de Dios y de nadie más, y ahí reside el sentido de la libertad".

Con respecto al Santísimo Cristo de La Laguna, el prelado, Bernardo Álvarez, resaltó ese "rostro dramático que representa el sufrimiento de Nuestro Señor de forma exterior e interior".

Este año tomaron su medalla 12 nuevos esclavos, el primero de los cuales fue el capellán de los artilleros de Tenerife, Marcos Alberto Alberto.

Mientras el obispo hablaba en su homilía de dolor, en otro lado del santuario un esclavo mayor de edad, por una bajada de tensión, se cayó al suelo, abriéndose una brecha en la frente con presencia de bastante sangre. El esclavo, afamado urólogo y presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías, Pedro Gutiérrez, dejó su puesto en la iglesia y atendió con profesionalidad al accidentado, que fue trasladado al HUC.