Robert Thomas, director de los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos, lleva al mando de referido evento deportivo desde el año 1985, fecha en la que se hicieron por vez primera. Con muchas ganas y entusiasmo, colabora en la presente edición de los Juegos y cuenta algunas de las novedades para las próximas competiciones, eventos deportivos que reflejan el trabajo diario de estos profesionales y suponen el triunfo del compañerismo y el sacrificio.

¿Cuántos años lleva ostentando este cargo?

Veintisiete años. Los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos empezaron en 1985 y desde el principio me encargo de ellos. Para mí es un placer y tengo muchas ganas de continuar.

¿Cuáles son las labores concretas que desempeña?

En estos Juegos Europeos sólo colaboro pero, a nivel mundial, me encargo de la preparación de la ciudad y de controlar toda la organización del evento. Los Mundiales son otra cosa, porque contamos con más medios.

¿Qué supone el deporte para este sector profesional?

Es un factor muy importante porque contribuye a un mejor ambiente de trabajo y, además, profesionalmente, es muy relevante tanto para policías como para bomberos.

Además, en estas competiciones triunfan los valores humanos como la solidaridad y el compañerismo...

Claro, por eso en las próximas ediciones haremos los Juegos en colaboración con niños discapacitados, que estarán presentes en cada prueba como natación, atletismo, etc.

Se trata de eventos deportivos a nivel internacional. Si la presente edición cuenta con una veintena de delegaciones, ¿cuántos países suelen competir a nivel mundial?

En los Juegos Mundiales, hay alrededor de 70 países representados.

Cuatro ediciones de Juegos Europeos de Policías y Bomberos, ¿han aumentado los competidores en los últimos años?

La participación se ha mantenido. Hay unos 2.200 atletas, la mayoría españoles. Por eso, los próximos juegos los sacaremos fuera de España y los llevaremos a Bruselas, capital de Europa, para atraer a más gente de otros países. Aunque en principio en Bélgica serán menos pruebas. Alrededor de 50.

¿Qué le aportan estas competiciones a nivel personal?

Muchas relaciones y una gran felicidad de reencontrarme con la misma gente. Eso es muy agradable, además de viajar por el mundo y conocer compañeros, policías, bomberos, guardias de cárceles...

¿Qué prueba le suscita mayor interés?

La carrera vertical porque es una prueba muy específica y, a la vez, muy dura, sobre todo con todo el equipo. Aquí nunca hay trampas, los atletas se ponen todo el equipo y competir así tiene un gran valor.

¿ Cree que la Torre I es un buen enclave para esta carrera?

El edificio es perfecto. Es un lugar precioso para montar una competición. Normalmente se hace siempre en una torre de estas características. Solo una vez fuimos a la Torre Eiffel de París y, en los próximos Juegos Europeos, será en la Torre de Bruselas.

Por último, ¿qué opinión le genera la labor del voluntariado en estos Juegos?

Es muy importante, sin voluntarios no podríamos hacer nada.