ENTRE las muchas entrevistas que he mantenido con antiguos propietarios de aquellos viejos fotingos y siempre en busca de datos que no están en los documentos, sino en la memoria de cada uno de ellos, me he llevado gratas sorpresas, pero si se trata de un Escarabajo, el común denominador de todos ellos es decir que de ese modelo no se han podido olvidar, evocando con nostalgia los años en que los condujeron. Incluso en los momentos más "trágicos", como fue una avería imprevista en medio de aquellas carreteras en donde muchas de las veces circulábamos en solitario, los comentarios sobre esa vivencia los tienen guardados en sus recuerdos con cariño y humor. Del Escarabajo poco queda por decir, ya que en Tenerife, como en el resto del mundo, su "colonia" fue tan numerosa que no hay ciudadano que no sepa algún dato sobre los mismos. En premio a su popularidad, los Escarabajos se han ganado a pulso el título de clásico, ya que, al ser el modelo con más unidades fabricadas a lo largo de la historia del automovilismo, los hacen acreedores de tan preciado galardón.

A Tenerife los Volkswagen Escarabajo arribaron muy pronto, manteniéndose en el mercado con la misma fuerza hasta la desaparición de las cadenas de montaje. Pero no todos llegaron de manos de sus agentes oficiales, algunos lo hicieron por sus "propios medios" traídos de la mano de sus dueños, bien sea de visita o para quedarse definitivamente entre nosotros. Entre estos últimos, en el artículo de esta semana de EL DÍA vamos a contar parte de la historia de un ejemplar que cruzó dos veces el océano Atlántico y que terminó felizmente en Tenerife.

La historia de este "invasor escarabajo" comienza en 1962, año de su fabricación y coincidente con la fecha de exportación a Venezuela, país al que fue enviado y allí adquirido por el caballero Juan Martín González, residente en el estado de Miranda, al que le otorgaron las placas DM-6069, contraseña automovilística de esa zona. Al ser originario de estas islas, el señor Martín González trae consigo su flamante Escarabajo color azul celeste con la intención de pasar unas cortas vacaciones, vacaciones de las que regresa, pero no así su fotingo, que se queda ya definitivamente entre nosotros. El mismo pasa a ser propiedad del señor Manuel F. Martín González (1912-2004) -hermano del primer propietario del DM-6069-, conocido comerciante de esta plaza, quien tras los trámites oportunos inicia la matriculación en nuestra isla. Una vez superados todos los requisitos le son asignadas las placas de TF-21159. Durante seis años, este TF-21159 con motor de 1200 cc nunca decepcionó a sus conductores habituales, entre los que está mi buen amigo Francisco Martín Bethencourt, que evocó con nostalgia en dicha entrevista todas las vicisitudes y aventuras que corrió con tal "fiel compañero". Nuestro TF-21159 no escapó de las averías ni de los choques, siendo, sin lugar a dudas, el más espectacular el sufrido contra una de aquellas enormes guaguas perreras de marca AEC, del que salió algo mal parado. Tras la reparación fue pintado de blanco y dignamente sustituido por un novedoso Sunbeam IMP, tan de moda por aquella época. He dicho dignamente porque un Escarabajo no se devaluaba tan fácil, ya que la cantidad ofertada por el mismo ascendió a las 25.000 pesetas como pago del monto total de 115.000 que costaba el IMP.

En la foto que ilustra este artículo de hoy puede verse al amigo Paco disfrutando de su VW en los años mozos de ambos.

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