España accedió a la final de la Eurocopa 2012 tras derrotar a Portugal en la tanda de penaltis de semifinales (0-0). En una nueva cita con la historia y tras un ejercicio de sufrimiento salió a relucir el orgullo de campeón, con claves como el marcaje a Cristiano Ronaldo, la imperial imagen de Sergio Ramos y la magia de Iker Casillas. Las claves del pase a semifinales de España en la Eurocopa de Polonia y Ucrania son:

Orgullo de campeón.- Lo exhibió España ante la única selección, Portugal, que no traicionó sus ideales. Paulo Bento no modificó su estilo. Fue a por España, con valentía y coraje, y consiguió desdibujarla mientras aguantó el físico. Sin peligro en disparos a Rui Patricio y sin poder mostrar su fútbol por la ausencia de espacios en las líneas de pase. En el segundo acto reaccionó y en la prórroga era el dueño. Acabó mostrando las razones por las que conquistó Europa y el mundo.

Ramos, imperial.- Es el defensa de la Eurocopa y junto a Casillas e Iniesta el mejor jugador de España en la competición. Imperial. Líder. La imagen de la raza histórica de la selección y con calidad técnica para chutar un penalti a lo Panenka. Habiendo sido el centro de la mofa pública por su penalti fallado ante el Bayern en semifinales de Liga de Campeones. Tras un partido para enmarcar, puso el cierre chutando un penalti con la delicadeza de un goleador para tapar bocas. Exhibición de personalidad.

La condición física.-España no pagó el largo viaje de ida y vuelta a Donetsk. Es más, al final no acusó ni las 48 horas menos de descanso que Portugal, aunque los lusos dieron un recital de presión, pero acabaron encerrados en su campo. Había miedo al cansancio, pero Del Bosque repitió con 10 de 11 titulares. Los mismos que han jugado toda la Eurocopa. "Son auténticos portentos físicos", dijo el salmantino.

Las sustituciones.- Si España hubiese caído eliminada el seleccionador habría tenido que aguantar duras críticas por acabar el partido con la necesidad de marcar y sin un nueve nato en el campo. Comenzó con Álvaro Negredo, la gran sorpresa de la alineación, y pasó al plan del falso nueve con Cesc Fábregas, más dos extremos rápidos como Jesús Navas y Pedro Rodríguez. Sentar al abanderado del fútbol español, Xavi Hernández, no es fácil. Vicente Del Bosque lo hizo y la selección española liberó su fútbol en la prórroga para merecer la final. De nuevo, acertó en las sustituciones.

San Iker.- Llegaban los penaltis y toda España se encomendaba a su santo. San Iker Casillas. El portero de las paradas milagrosas. No había tenido que realizar ninguna durante la semifinal. La tenía reservada para la tanda de penaltis. Xabi Alonso comenzó fallando y el portero madrileño fue nuevamente decisivo en el lanzamiento de Moutinho. Como lo fue hace cuatro años con Italia en cuartos de final. En esa ocasión salvó dos. Ahora detuvo uno y para el otro aparecieron sus amigos inseparables, los postes, y esa dosis de fortuna de la que siempre habla el capitán.

El marcaje a CR7.- Lo avisó Álvaro Arbeloa en la previa, estaba claro que Cristiano Ronaldo siempre te supera alguna vez, el objetivo era que no disparase cómodo a Iker Casillas y el sistema de ayudas funcionó a la perfección. El lateral de la selección cumplió con su función. Acosando siempre a la estrella portuguesa, sin dejarle recibir cómodo ni arrancar en su carrera letal. Para ello contó con la ayuda continua de Gerard Piqué y Sergio Busquets, que estuvo más escorado a la derecha que nunca. Fue la clave que impidió marcar a la selección portuguesa y permitió a España seguir como equipo menos goleado del campeonato continental. Un solo tanto en contra en cinco partidos y en la primera jornada.

El "deja vu" de Cesc.- Le dijo Toni Grande que chutaría el segundo penalti de la tanda final. Era necesario empezar con buenos lanzadores como Xabi Alonso y él, pero Cesc tenía una corazonada. Lo pidió al cuerpo técnico y se lo concedieron. Fue un "deja vu", de nuevo se encontró con el penalti decisivo, el que daba la gloria. En la Eurocopa 2008 tuvo la personalidad de chutarlo pese a que no lo hacía en un partido desde que tenía 16 años. Ayer, le habló al balón: "vamos a volver a hacer historia", le dijo antes de enviarlo a la red.