Raúl Llorente llorando y rodeado de aficionados de camino al vestuario. Fue la imagen de la decepción del Tenerife tras el partido con la Ponferradina en el Heliodoro.

Veinticuatro horas después de aquel momento, el lateral reconoció que trató de no dejarse llevar por las emociones cuando el árbitro señaló el final del encuentro, pero le resultó imposible. "Todos estábamos muy dolidos, me invadió la rabia y me derrumbé. Quise aguantar y no pude porque fue un fastidio. Me costó asimilar el final que nos tocó vivir después de estar tantos meses intentándolo y haciendo las cosas bien", declaró en Canarias Radio La Autonómica.

El madrileño admitió que el Tenerife no ofreció su "mejor versión" en el partido decisivo a pesar del empeño de los futbolistas. "No fuimos nosotros", agregó.

Orlando y el soborno

Por otra parte, el portero de la Ponferradina, Orlando, aseguró saber "perfectamente" quién lo llamó por teléfono para intentar sobornarlo. Al respecto aclaró que no fue ni un representante ni nadie del Tenerife.