LO ÚNICO importante en este juego es aquello que trasciende. En este caso solo importa el ascenso, dar ese salto de estatus que colocaría al Tenerife y al fútbol de esta provincia de nuevo en la LFP. Qué menos que eso para un club tan grande. Pero sobre las ascuas del partido de anoche en Ponferrada se puede calentar la duda que me ha generado el Tenerife durante toda la temporada. Esto es: si al final se consigue el objetivo, ¿qué será más correcto?, ¿interpretar que los que fabricaron este proyecto ascendieron al Tenerife o entender que la fuerza del Tenerife como club, su estadio y su gente mejoraron el currículum de los autores de esta obra mediocre?

Lo único importante es subir, pero creo que la respuesta correcta es la segunda hipótesis. El Tenerife no subirá, en cualquier caso, como consecuencia de haber hecho un equipo a la medida de su gran inversión económica en la plantilla, porque el equipo no resiste un análisis de contenido serio. Mucho menos cuando mayor es la exigencia, como sucedió ayer. Está siendo una temporada muy sufrida, plagada de situaciones afortunadas en las que la moneda siempre ha caído de cara, pero sobre todo está siendo una campaña en la que el tinerfeñismo ha realizado los méritos -sacrificios, mejor dicho- suficientes para sentirse ya dueño del destino de su querido equipo. Porque me pregunto dónde estaría este Tenerife sin la magia del Heliodoro en los partidos claves jugados a vida o muerte.

Y no veo por qué el domingo próximo va a ser distinto. Cariño no quita conocimiento: el equipo es poco más que un compendio de actitud, calidad individual sin juego, solo en el último tercio de campo, un portero sobresaliente y un entorno impresionante que multiplica las prestaciones de los once que están en el campo. Pero con eso y con el orden y el sentido común que le ha dado Quique puede bastar. Lo único importante es ascender, no cómo hacerlo. Nadie se ha ganado el derecho a apropiarse del éxito.

Lo subirá la afición.