Quique Medina se había hecho una idea de cómo iba a ser la experiencia de tener que ver el partido lejos del banquillo, por la sanción que le impuso la RFEF a causa de su expulsión en el encuentro anterior, pero nunca imaginó que lo iba a pasar tan mal. "Sufrí una barbaridad, más de lo esperado", admitió el técnico, que no aguantó mucho tiempo en el lugar que le fue asignado en el palco del Heliodoro. "Estaba continuamente bajando y subiendo porque no tenía cobertura en el teléfono móvil. Incluso quise situarme en el túnel de vestuarios, pero el juez de línea me estaba echando el ojo y me tuve que meter en la caseta. No me podía estar quieto", reveló un aliviado Quique.

Tal fue su ir y venir en los pasillos del Heliodoro que se perdió la jugada en la que la Balona reclamó un penalti por agarrón a David Hernández. "Me cogió bajando del palco y no la vi. No sé si fue falta. El que decide es el árbitro. En La Línea hubo otro a Aridane y no pasó nada. Son cosas del fútbol", apuntó.

Desde su inusual ubicación en el estadio, desde que es entrenador del Tenerife, estuvo a punto de llorar cuando presenció el recibimiento que le dispensó la afición al equipo a su entrada al campo. "La gente estuvo tremenda una vez más. Me puso los pelos de punta y casi se me salen las lágrimas. Los jugadores se vaciaron desde el minuto uno y acabaron con calambres, aguantando el tirón, y eso fue gracias a la afición, que les dio alas para seguir peleando", destacó.

Respecto al desarrollo del choque, explicó que el Tenerife salió "muy metido y concentrado", pero "bajó un poco el pistón" a raíz del tempranero gol de Kike López. "A partir de ahí no fuimos nosotros, le dimos muchas facilidades al rival, que nos hizo daño con dos zarpazos a balón parado y nos empató en dos ocasiones", dijo para advertir que sus jugadores tendrán que "corregir muchas cosas" con vistas a la eliminatoria final.

Por otra parte, remarcó que la aportación de los tres futbolistas sustitutos, Zazo, Kiko Ratón y Luismi Loro, fue "brutal". A su juicio, "demostraron el compromiso que tienen con este equipo y con esta afición", como todos los integrantes de la plantilla.

En cuanto a la expulsión de Víctor Bravo, no entró a valorar si fue evitable. "Es lo que hay, las cosas son así", se limitó a responder Quique.

A su lado compareció su sustituto ayer, Roberto Perera, quien confesó que tuvo "muy buenas sensaciones" durante el partido. "Lo intenté hacer lo mejor posible y me sentí muy contento al final el encuentro. Tuve muy buenas sensaciones. La afición nos ayudó un montón y es de agradecer".