EL TENERIFE trae el pasaporte casi sellado para acceder a la final por el ascenso, después de hacer otra pirueta en esta temporada de altibajos. Ganó el partido sin disparar una sola vez a portería, salvo la falta tibia que Chechu entregó a las manos del portero. El regalo de Pagola, en una de esas jugadas que terminarán en el hit paradede youtube, se agradece sin prejuicios, máxime teniendo en cuenta la utilidad del gol. Pero no solo por eso, sino porque detrás del accidente del portero local no se esconde ninguna injusticia. Antes al contrario, el Tenerife fue mejor que un equipo que en el grupo de los blanquiazules no habría tenido chance para jugar esta segunda fase. Lo pelean todo, pero no juegan nada.

¿Y el Tenerife? Pues está en la línea. Rocoso como el Peñón. Muy metido, concentrado, intenso, con una actitud intachable y desarrollando un planteamiento táctico muy acertado. Los analistas consultados durante la semana coincidieron en alertar de que el peligro de la Balona está en los extremos, pero el Tenerife los anuló, cerró por dentro con los exteriores y jugó situaciones defensivas siempre en superioridad, muy nutrido en toda la zona de tres cuartos del rival. Se protegió a base de sacrificio y de trabajo, jugó un partido profesional, con oficio, tragó con un árbitro abusador (32 a 8 en faltas señaladas), y tiró de sus escasos recursos de grandeza -Sergio Aragoneses-, cuando no le alcanzó con todo el trabajo de campo, y se mereció la suerte con que le obsequió Pagola, amigo para siempre. Espero...

Este es el camino, el Tenerife está entero, va creciendo en la competición, ya se cree capaz y de los tres pasos que aún debe dar, dos son en casa, ante una afición impresionante. Esta es la Línea.