NO SERÁ DESDE esta columna de donde parta un mensaje de pesimismo sobre las expectativas que está generando el Iberostar Canarias. Como tampoco nos cansaremos de repetirles cuánto de ilusionados estamos ante el esfuerzo realizado por el club para confeccionar una plantilla con semejantes posibilidades.
Ahora bien, tampoco participaremos, en el mes de octubre, de una verbalización de éxitos aún sin conseguir y para los que aún queda mucho tiempo por poder alcanzar.
La buena racha de resultados, sumado a la autoridad en la consecución de los triunfos, han hecho creer a más de uno que ya se debería ir pensando en qué jugadores, de esta plantilla, podrían jugar en ACB la temporada próxima. Otros, más ilusionados si cabe, hablan de posibles rivales en la máxima categoría y piensan ya en el derby ante Gran Canaria.
El primero de la Adecco Oro asciende de manera directa. Alguno piensa que en marzo el equipo de Alejandro Martínez brindará por el éxito.
Plantilla hay para pensar en esa posibilidad. El rendimiento también está dando para ser un claro aspirante. El grupo, tradicionalmente cohesionado, se ve fortalecido, como tal, con la llegada de los triunfos, y ese refuerzo anímico les hace ser aún mejores.
Pero queda mucha Liga, muchos sobresaltos y no pocos contratiempos. A medida que avance la competición y el grupo siga estando entre los mejores, los rivales multiplicarán su rendimiento para aspirar a derrotar al favorito.
El del domingo es un partido muy complicado. Cuatro victorias seguidas hacen que la derrota esté, estadísticamente, más cerca. La euforia es, inconscientemente, traicionera. Traslado al Ríos Tejera y ante un rival que el año pasado fue el verdugo de los aurinegros en las eliminatorias finales. Girona ha cambiado la dirección en el banquillo, pero, en la pista, disponen de jugadores muy veteranos y con experiencia para situaciones de igualdad. Muchos condicionantes que obligan a mantener en alerta al equipo. Todo exceso de confianza se termina pagando con ansiedad.
*Entrenador Superior de Baloncesto