Un nuevo intento por superar la crisis laboral que se vive dentro del baloncesto profesional de la NBA tuvo lugar hoy en Nueva York con la reunión entre dueños de los equipos y representantes del sindicato de jugadores.

El resultado después de más de tres horas de duración no fue nada positivo ya que las posturas encontradas se mantuvieron por ambas partes, en cuanto a los puntos fundamentales que tienen que ser aprobados en el nuevo convenio colectivo y que al no llegar a un acuerdo obligaron a los dueños al cierre patronal.

El más expresivo de como está la situación fue una vez más el propio comisionado de la NBA, David Stern, quien dijo que la posición de los jugadores no estaba por la labor de hacer avanzar la solución del conflicto.

"No me siento optimista acerca de la voluntad de los jugadores a participar de una manera seria", declaró Stern con expresión seria en su rostro a la salida de la reunión.

Por su parte, el base de los Lakers de Los Ángeles, Derek Fisher, que es el presidente del sindicato de jugadores, también admitió que estaban muy lejos de encontrar un punto común que permitiesen hacer posible unas negociaciones fructuosas.

De nuevo, el asunto que bloquea todo el proceso de negociación es el apartado de la distribución del dinero que tienen que recibir los jugadores y que los dueños consideran tendrá que reducirse del 57 por ciento que tuvieron en el último año del antiguo convenio a entre un 40 por ciento.

Lo único que lograron en la nueva reunión fue establecer algún tipo de calendario que facilitase el mayor número de reuniones posibles durante todo el mes de agosto.

Mientras el comisionado seguía insistiendo que no hay voluntad por parte de los jugadores para negociar de manera constructiva y realista, el sindicato considera que los dueños, aunque dicen que están comprometidos para alcanzar un acuerdo, sus propuestas muestran todo lo contrario.

Como se esperaba ninguna de las dos partes llegaron el lunes a la reunión para aportar nada nuevo en cuanto a sus posiciones que ya eran conocidas y que obligaron al cierre de actividades en la NBA, que sigue teniendo para el próximo 1 de noviembre su fecha de inicio de la nueva temporada.

Por el lado de los dueños estuvieron presentes en la reunión el de la franquicia de San Antonio Spurs, Peter Holt, que encabeza el comité de relaciones laborales, y de los Timberwolves de Minnesota, Glen Taylor, que preside la Junta de Gobernadores de la NBA, además de Stern y el vicecomisionado Adam Silver.

Mientras que como representantes de los jugadores estuvo el director ejecutivo del sindicato Billy Hunter, Fisher y Theo Ratliff, además de los abogados que representan a su organización.

Fisher reconoció la difícil posición en que se encuentra el comisionado Stern y que él como el resto de los representantes de los dueños intentan avanzar en una solución, pero el problema es que las propuestas que hacen no van en esa dirección.

"Debemos trabajar con lo que está puesto sobre la mesa y en ese sentido nada ha cambiado", comentó Fisher. "Estamos muy, muy lejos de llegar a un acuerdo".

Stern respondió también con dureza a los comentarios de Fisher al decir que podía hacerlos, pero que en absoluto era el punto de vista que tenían los dueños.

"Tiene derecho a sacar sus propias conclusiones", declaró Stern. "Pero nosotros tenemos la visión opuesta de lo que está sucediendo con el conflicto".

Stern dijo que no tenía ningún problema en mantener más reuniones, pero que los dueños percibían que no se estaba logrando ningún tipo de avance.

Los dueños insisten que durante los últimos años las pérdidas de los equipos han sido millonarias, superior a los 300 millones de dólares y que el sistema financiero de gestión de la liga de cara al nuevo convenio tenía que cambiarse.

En este sentido la liga se comprometió a pagarles a los jugadores durante los seis años del nuevo convenio no menos de 2.000 millones de dólares por temporada y salario promedio de cinco millones.

Los jugadores han respondido que pueden bajarse desde el 57 por ciento que reciben actualmente -la pasada temporada les correspondió 2.100 millones de dólares-, a un 54 por ciento, oferta que han rechazado los dueños y que Stern consideró como "modesta".