DESDE el año 1967 las nuevas unidades matriculadas en Tenerife no hacen otra cosa sino que crecer y es así como se llega al año 1970 con el récord de 7.967 vehículos, cifra que vaticinaba que no iban a disminuir. La abundancia de tantas nuevas matrículas traía consigo múltiples problemas que no habían sido previstos, por lo que pronto, tanto las autoridades como empresas privadas, se ponen manos a la obra. Las primeras dictan normas para la mejor circulación y las segundas se orientan en el beneficio y ayuda al automovilista.

En 1980 el Ayuntamiento de nuestra ciudad dicta un bando comunicando la nueva ordenanza para la retirada de vehículos con la grúa municipal, e informaba de que su objetivo era el de agilizar el tráfico rodado urbano. Del mismo modo, se detallaban las causas de las infracciones de acuerdo con el artículo 292 del Código de Circulación. La lista de los "candidatos a ser retirados" era tan amplia que incluso ni las bicicletas ni los carritos de mano estaban exentos de ello. Las tarifas quedaron establecidas desde las 150 pesetas para los anteriormente citados hasta las 2.500 pesetas para los camiones de gran tonelaje.

Hasta aquí hemos visto las previsiones que nuestro Ayuntamiento hacía al respecto, y desde el sector empresarial privado hace acto de presencia una compañía que, bajo el nombre de "Brújula", se dedicaba a buscar el norte a todos aquellos "fotingos" que por causas de los amigos de lo ajeno lo habían perdido.

El fenómeno de sustracción de automóviles no era una novedad en nuestra ciudad, pero el altísimo índice que se comenzaba a producir en consonancia con el mayor número de vehículos circulando provoca la aparición de este tipo de negocios. Aunque el boca a boca entre amigos y familiares de todo aquel propietario que sufría el hurto de su "fotingo" continuaba estando en vigor, nunca una ayuda nueva se desperdiciaba.

La compañía "Brújula" tenía su sede en la calle Quevedo, nº 1, de Santa Cruz, y a través de los teléfonos 214733 o 214933 atendía las peticiones de busca y captura. Si los delincuentes no descansaban, tampoco "Brújula" lo hacía, y de ese modo los perjudicados disponían de un número telefónico especial para días festivos y noches que correspondía al 222567, con lo que se convertía en un servicio permanente a disposición de todos los automovilistas. El campo de actividad de "Brújula" se extendía al resto del archipiélago, con delegaciones en Las Palmas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.

La publicidad que "Brújula" realizaba de su actividad era de la máxima veracidad, ya que siempre sus anuncios iban dirigidos a los "fotingos" en busca y captura junto con los ejemplares localizados. A través de su lectura nos podemos dar cuenta de que el fenómeno de robo de autos era considerable, pues la mayoría de las veces en dicho aviso se detallaban como coches desaparecidos más de tres unidades y en lo referente a los localizados la cifra no bajaba de 4 ejemplares de media. También se puede deducir que los cacos no sentían preferencia por una marca o modelo determinado, ya que desde los modestos Seat 133 hasta los deportivos Alfa Romeo formaron el elenco de tan lamentable lista.

En 1978 "Brújula" organiza su tercer sorteo de 500 litros de gasolina entre sus abonados o socios en combinación con las cuatro últimas cifras de la Lotería Nacional, hecho que confirma la sólida solvencia de esta empresa y sus mejores deseos de ayudar al automovilista insular.