Isaac Juliá, doble campeón de España de natación adaptada y perteneciente al club Ademi Tenerife,es un nadador con ataxia para el que el deporte es su vida y el entrenamiento diario ha supuesto una mejora en su enfermedad.

Juliá consiguió en el Campeonato Absoluto de Natación Adaptada por Clubes que se disputó hace dos semanas en Murcia dos medallas de oro, una en 200 metros libre, competición en la que ya ha ganado en tres ocasiones, y otra en los 50 metros libres, la "prueba estrella" y que reconoce que todavía no sabe "ni cómo" ganó.

El nadador de Ademi recuerda que en otra calle estaba el compañero que atesora el récord de España, que necesita de silla de ruedas en su vida cotidiana y tiene "unos brazos increíbles, está cuadrado y muy fuerte".

Juliá admite que se "picó" mucho con su competidor, metió un poco la mano antes en el final de la carrera e hizo un tiempo 14 centésimas mejor.

Fue tan igualada la carrera que Isaac Juliá recibió felicitaciones pero él decía que no había ganado.

Cuando salió de la piscina tras la competición asegura que estaba muy cansado e incluso le tuvieron que ayudar a sentarse de lo agotado que se encontraba, pero recuerda que sentía mucha alegría y satisfacción por haber conseguido el fruto de entrenar todos los días.

El nadador de 43 años lleva seis entrenando en el Club Ademi Tenerife y diariamente se ejercita durante dos horas, aunque advierte de que cuando hay competición cerca entrena sobre tres horas y media.

Isaac Juliá resalta el papel que desempeña Ademi, un club que mediante el deporte integra a la gente con discapacidad, que por ir en silla de ruedas o por su forma de caminar tienen timidez porque se sienten observados en la calle.

Con el deporte esas personas con discapacidad ven a otros compañeros que tienen las mismas o más dificultades y salen adelante, por lo que el compañerismo es un estímulo para que todos consigan integrarse en la sociedad, añade.

Isaac Juliá resalta que va "contento y feliz" cada día a entrenar" porque el deporte le ayuda físicamente con su enfermedad, pero sobre todo por la gente que hay y el gran grupo humano que forman en Ademi.

Admite que si no estuvieran en el lugar de entrenamiento seguiría entrenando, pero "no sería fuerte", sino nadando por su cuenta "y ya está".

Pero Isaac Juliá no solo hace deporte y también es uno de los damnificados de la crisis, tiene una empresa mayorista y vende a las tiendas ropa textil y artículos deportivos e indica que ahora trabaja mucho más para conseguir menos.