Casi tres años después de su resbalón, literalmente, en la final de Moscú, el Chelsea recibirá en la ida de los cuartos de la Liga de Campeones al mismo rival de entonces, el Manchester United, que en esta ocasión llega escaso en opciones defensivas, bajo presión por su condición de líder en la Premier, pero con un Wayne Rooney imparable. El reciente triplete del internacional inglés, el sábado ante el West Ham, y el gran oportunismo del mexicano Javier "Chicharito" Hernández, encargado de cerrar a menudo el marcador del United para redondear o dar la victoria al equipo, contrastan con la escasez que sufren los delanteros del Chelsea y, concretamente, el último fichaje, el español Fernando Torres. A la memoria de todos asomará la final de la Liga de Campeones celebrada el 21 de mayo de 2008 en el estadio olímpico Luzhnikí de Moscú, donde el Manchester conquistó su última Copa de Europa tras derrotar en la ronda de penaltis al Chelsea a raíz de un fallo del todavía capitán del equipo, John Terry. Éste tuvo el triunfo en sus botas en el quinto y último penalty, pero falló al resbalar debido a la incesante lluvia que caía aquella noche sobre la capital rusa. El de hoy "será un grandioso partido contra el Manchester, de nuevo en Stamford Bridge, frente a nuestra afición. Espero que eso (el lugar) sea la clave", indicó ayer Terry, que vuelve a ser además capitán de Inglaterra, en declaraciones exclusivas a la página web del club antes de encarar ese gran desafío personal. Por su parte, el central balcánico del Manchester, Nemanja Vidic, que trabajará como una auténtica sombra de Torres y sin su compañero Rio Ferdinand -por lesión-, cree que durante los últimos dos o tres años han jugado bien en casa del Chelsea, pero con mala suerte, pues nunca han obtenido buenos resultados.