EN la década de los años 1950 los constructores de automóviles de ambos lados del Atlántico no cesaban de asombrar a los usuarios con nuevos y revolucionarios modelos. En Europa la mayor novedad la presento Citroën con su ya legendario, y todo un clásico, el modelo DS19 en 1955.

Si esto sucedía en el viejo continente, desde Estados Unidos, y, cuando aún se mantenía en producción el DS, hace acto de aparición un deportivo que desde la misma fecha de su presentación se granjeó las simpatías de miles de usuarios, constituyendo un éxito sin precedentes en la industria automotriz. Nos estamos refiriendo al modelo Mustang, fabricado por la Ford Motor Company. Su nombre deriva del caballo salvaje que habitaba las llanuras norteamericanas, al que se le conocía con el nombre de "Mesteño", el cual era un animal muy veloz y resistente, cualidades que se pueden extrapolar al deportivo del mismo nombre.

En 1964 y bajo la presidencia de Henry Ford II se proyecta la fabricación de un deportivo similar a los modelos europeos y esta labor se le encomienda al ingeniero jefe de Ford Donald N. Frey (1923-2010), autor del diseño del Mustang. Se elige el Salón de Nueva York de 1964 para la presentación del llamativo modelo. Su éxito no se hizo esperar ya que el primer día la Ford recibió más de 20.000 pedidos. Al año de su fabricación se lograron vender, nada menos que 417.000 unidades, un dato escalofriante para un modelo deportivo donde la clientela es, por así decirlo, minoritaria con relación a la de los sedanes o coches familiares. Los primeros modelos equipaban motores de seis cilindros, caja manual de tres velocidades y tracción trasera, para pasar más tarde a los potentes motores de 8 cilindros en V. La distancia entre ejes fue de 2.700 mm., lo que no era frecuente en los fabricantes yanquis del momento.

La aceptación y popularidad de los Mustang traspasó todas las fronteras contribuyendo a la misma, no solo sus altas prestaciones, sino que no tarda en convertirse en estrella cinematográfica de Hollywood, al ser protagonista principal de las películas "Un hombre y una mujer" de 1966 o "Bullit" del año 1968. En ambos filmes la continua presencia de sendos Mustang es más que notable.

Por incomprensible que parezca, a nuestra isla arribaron modelos Mustang, aunque eso sí, en escasas unidades ya que las condiciones económicas del momento no permitían importar muchas unidades. Pero entre las imágenes del cine y la de las revistas especializadas del momento, los aficionados nos consolábamos con saber que existían. Recuerdo que para saciar la curiosidad y el anhelo, más de uno fue varias veces a ver la misma película.

Los ejemplares que traemos esta semana a las páginas de EL DÍA, datan del año 1970, anualidad en que los intereses de la Ford Motor Company los defendía "Comercial Roselló, S.A.". Curiosamente, y no sabemos si por pura casualidad o por otra circunstancia, los números de estos dos ejemplares son capicúa. Dejando a un lado todo tipo de hipótesis matemáticas, lo más importante es que existen supervivientes Mustang en nuestro parque automovilístico.

El primero del que tenemos datos en nuestro archivo es un coupé pintado en blanco y negro e inscrito en 1970, y al que le correspondió la TF-64746, salvo noticias en contrario este no existe, pues no nos extraña que en sus últimos años no presentaba ya un aspecto de buena conservación, temiéndonos en la actualidad lo peor. El segundo es un precioso y flamante coupé pintado en blanco, de matrícula TF-65556 y el cual hemos tenido ocasión de verlo circular en concursos de automóviles de nuestra ciudad, llamando poderosamente la atención del público.