SOLO pensar en este encuentro ya me pone los pelos de punta y comienzan a fluirme sentimientos, ideas, anécdotas... Hasta la fecha, en mi corta trayectoria como entrenador, es con mucha diferencia el enfrentamiento más bonito e intenso que he podido disputar por todo lo que supone. No se trata de un partido más, ni se juega solo por tres puntos como fríamente se podría analizar. Es algo más, mucho más diría yo, algo que trasciende lo deportivo y va a lo social o lo político. Se juega por el orgullo de una Isla, de un pueblo, de una provincia. Es el partido que todo aficionado de cualquiera de los dos equipos más representativos del Archipiélago está esperando desde que sale el calendario y el que más quiere ganar.

En general, los derbys suelen ser partidos flojos en lo futbolístico, marcados por la emoción, intensidad y otros valores, pero con poco fútbol. El canario en esto no suele ser una excepción. Normalmente son partidos trabados y de disputa, pero de poca calidad. Pero hay muchas cosas que lo diferencian de otros, como que la afición visitante tiene que hacer un verdadero esfuerzo para asistir, ya que no puede hacerlo en guagua y, por tanto, numéricamente al menos, el visitante suele estar en inferioridad.

En un derby se iguala todo: la clasificación, el favoritismo -no lo hay-, las posibles diferencias en otros aspectos... He sido un auténtico privilegiado de haber disputado-disfrutado de un encuentro de este calibre en cuatro ocasiones, y un auténtico afortunado de que el equipo que yo dirigí -mi Tenerife- no perdiera ninguno de los cuatro -dos empates y dos victorias-.

Tengo muchos recuerdos y anécdotas de estos partidos (cómo los vivimos, cómo nos motivamos, las consecuencias...), pero ya los comentaré en otros artículos, porque no tengo el espacio suficiente para hacerlo. Pero sí creo que es importante decir que este partido marca tendencia en la trayectoria de ambos equipos, tanto en lo positivo como en lo negativo.

Solo me queda por solicitar o desear tres cosas:

1. Que el partido sea una fiesta del fútbol canario, un ejemplo de civismo y respeto.

2. Que la maravillosa afición del Tenerife anime como hace siempre y lleve en volandas a su equipo. Que se note el "embrujo del Heliodoro".

3. Que gane mi Tenerifito. Le tengo mucho respeto a la UD Las Palmas, pero mi sentimiento es blanquiazul y espero que esta victoria sea el punto de inflexión que necesita el equipo para remontar en la clasificación.

El domingo desde la Península estaré muy pendiente del partido, desde la concentración de mi actual equipo y haciendo fuerza con Chema (Sanz) para que ganemos, y en mi casa mi mujer y mis hijos con bufanda del Tete incluida.

Mucha suerte. Arriba el Tenerife.