El Tenerife reanuda hoy la actividad y lo hace, salvo sorpresa, con las mismas caras. La única diferencia es que el club ha iniciado la búsqueda de refuerzos, pero lo previsible es que no haya llegado ninguno para el importantísimo partido del domingo ante el Albacete. Ese encuentro y el siguiente, en Ponferrada, pueden marcar el futuro de Juan Carlos Mandía en el banquillo blanquiazul.

Apoyo oficial.- El club está defendiendo en privado y en público a su entrenador, ya lo hizo el presidente el lunes en Radio Club, porque quiere evitar a toda costa un segundo cambio de técnico, a pesar de que el juego no gusta ni dentro ni fuera del club. Tampoco en el vestuario. Después del batacazo ante el Betis, la decisión de la entidad fue ir paso a paso. Cambiar la dirección deportiva, buscar fichajes y darle un margen de confianza a Mandía, pero la fecha de caducidad de esa medida la marcarán los próximos resultados. Si el Tenerife no suma en estos dos encuentros hay que esperar otro golpe de timón. Acercarse a la última jornada de la primera vuelta, precisamente frente a Las Palmas, con sólo 14 puntos y, presumiblemente, muy descolgados es una cábala aterradora. Por eso, el choque ante el Albacete se considera fundamental. No decide nada, pero puede aliviar profundamente la situación, porque un triunfo acerca al Tenerife a la salida de la zona de descenso y, sobre todo, evita que la crisis que se reabrió en diciembre se haga ya poco menos que irreversible, con la consiguiente toma de decisiones.

La estrategia de futuro para salvar la temporada pasa por reaccionar en este mes de enero, tan peculiar por el hecho de disponer de cuatro partidos en el Heliodoro. El punto sumado en Valladolid ha sido importante desde el punto de vista estratégico, para poder preparar el partido del domingo en un ambiente calmado. El siguiente paso es ganar el domingo y recuperar la confianza que había antes del desdichado partido de Huelva.

El vestuario, sellado.- Es evidente que la plantilla no disfruta del mismo ambiente que las temporadas buenas. Los resultados hacen mella, pero se valora que no haya ninguna manifestación fuera del tono conveniente.