Es tiempo para que Gonzalo Arconada empiece a sentar las bases del nuevo Tenerife y la concentración en Barlovento sirve de punto de partida, con charlas y la combinación de teoría y práctica durante las horas que pasa el equipo en el impecable campo municipal.

Ayer, en la sesión matinal, la primera de las diez que programó el técnico vasco para la estancia en la Isla Bonita, Arconada dividió la plantilla en dos grupos para introducir conceptos básicos sobre los que construir al equipo que quiere ver en la Liga. El primer turno fue para los futbolistas de corte defensivo, entre los que incluyó a los centrocampistas Ricardo y Mikel Alonso, que en un primer ensayo se movieron por delante de una línea formada por Bertrán, Luna, Sicilia y Beranger. Con estos jugadores, más el resto de especialistas, Bellvís, Núñez, Moreno, Jesús, Bruno y Alexis, el entrenador dio las pinceladas iniciales al momento defensivo del Tenerife: "Primero ajustar, luego recortar el campo y por último agrandarlo".

Kome, por el centro.- A continuación, Arconada llamó a los futbolistas de vocación ofensiva con el mismo fin. Para empezar situó como enganches a Kome, Antonio Hidalgo y Natalio; en el extremo derecho puso a Iriome, Juanlu y Juan Ramón; en el izquierdo a Omar y Josmar Zambrano; y cerca del área a Nino y Rubén Rosquete. Las jugadas nacían del centro, tenían continuidad en una banda, volvían al medio -unos metros más adelante-, daban un vuelco con un cambio de juego al otro extremo del campo y terminaban con pases en busca de los dos arietes y de los volantes que avanzaban su posición. El dinamismo, la velocidad y la polivalencia de los jugadores en el momento de desarrollar una determinada función fueron algunas de las notas predominantes. Para dar por finalizados los 120 minutos de entrenamiento, Gonzalo hizo coincidir en el mismo ejercicio a los dos grupos para que cuatro defensas trataran de impedir que seis atacantes lograran marcar. De esta manera, trasladó a una situación similar a la de un partido todos los conceptos anteriores. Entre otras cosas, el técnico guipuzcoano animó a los centrocampistas de banda a que buscaran desplazamientos diagonales y no eligieran el único camino de llegar hasta la línea de fondo y centrar. "Hay premio para el primer extremo que conduzca hacia dentro", indicó un dialogante Arconada, directo pero sin alzar la voz. En las labores de construcción, los blanquiazules debían hacer un poco de todo, es decir que, según la circunstancia del juego, tenían que ocupar una demarcación diferente a la inicial: Iriome corrió por el carril izquierdo, Mikel se animó a enviar centros desde la banda...

Como aviones.- En regreso al campo municipal, tras el almuerzo y el posterior descanso en el hotel, Arconada propuso un ejercicio diferente en el que igualmente dio pistas sobre el Tenerife que se verá la próxima campaña. Consistió en forzar la pérdida del balón de un defensa que había adelantado su posición hasta el medio del campo y en la veloz salida al contragolpe de cuatro jugadores de ataque. Arconada imprimió un alto ritmo a las transiciones, que debían finalizar con remates a puerta, aunque casi siempre salieron ganando los tres defensas que tenían que retornar a toda prisa a la frontal del área y el portero al que le tocaba cubrir la meta.

Partido de doce para doce.- Para finalizar la sesión vespertina, Arconada organizó un partido de dos equipos compuestos por doce jugadores cada uno y en el que no había que tirar a puerta. Por un lado formaron Mederos; Bertrán, Luna, Pablo Sicilia, Beranger; Juanlu, Mikel Alonso (Jesús acompañó en el centro), Hidalgo, Omar; Kome (de enganche) y Nino. En el otro coincidieron Aragoneses; Núñez, Bruno, Moreno, Bellvís; Iriome, Juan Ramón, Alexis, Josmar; Natalio y Rubén. El portero Roberto jugó como mediocentro. Entretanto, Ricardo no asistió a la sesión y Luis García trabajó para recuperarse de la lesión que sufre.