El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presidió una recepción multitudinaria a la selección en el Palacio de la Moncloa y consideró que detrás del éxito de la "Roja" está "la fuerza unida de todos los españoles para que la mejor imagen de España brille en todo el mundo". Al acto acudieron varios ministros.

Zapatero levantó la Copa del Mundo que recogió de manos del capitán de la selección, Iker Casillas, e, incluso, llegó a botar sobre el escenario con el resto de jugadores y a hacer reverencias al portero del combinado nacional. En medio de cánticos de "¡campeones!" y "yo soy español", el presidente del Gobierno dio la enhorabuena a los jugadores y al cuerpo técnico por un "triunfo histórico" y señaló que la copa la han ganado ellos, aunque es "de todos los españoles" y de todos los jugadores que lo intentaron durante tantas generaciones.

"Han ganado por ser los mejores, por jugar en equipo, por el juego limpio y por esa buena actitud y saber estar en el campo y fuera del campo", añadió.

Tras elogiar el "paradón" que hizo Casillas al holandés Robben, quiso elogiar a Andrés Iniesta, el autor del gol de la final, por su buen fútbol y su calidad humana, y destacó el gesto que tuvo al acordarse de su amigo Jarque, jugador del Español que falleció al inicio de la pasada temporada.

Tras destacar el referente que constituye Iniesta para la juventud que viste la "Roja" y defiende la bandera, tuvo también palabras de elogio para la "fuerza, templanza y serenidad" de Del Bosque.

"Ahora, todos a defender esta victoria, a trabajar por que sean muchas más; a por la siguiente Eurocopa y a por la siguiente Copa del Mundo", concluyó Zapatero antes de recibir de manos de Iniesta una camiseta firmada por todos los jugadores de la selección.

Iniesta se vio obligado a hablar a instancias del presidente y de sus compañeros, circunstancia embarazosa para él y con la que bromeó: "Si lo sé no marco el gol".

Orgulloso de todo el equipo, se limitó a decir que "esta copita" es de todos, mientras que el ovacionado Casillas se mostró convencido de que el nombre de España "va a estar durante cuatro años en lo más alto de todo el mundo".

El seleccionador Vicente Del Bosque, como es habitual en él no quiso asumir ningún papel de protagonista, agradeció el recibimiento en la Moncloa y, en una breve intervención, dijo que la Copa del Mundo corresponde "a toda la familia del fútbol", desde el club más humilde a los más grandes.