Sergio Ramos analiza la final del Mundial que España jugará ante Holanda, "el partido de sus vidas", en una generación de futbolistas que está haciendo historia con la "Roja" y se encuentra a un paso de ver cumplido el gran reto, convertirse en campeones del mundo.

Estamos viviendo las horas más importantes de la historia del fútbol español. ¿Lo sienten en la concentración o la tensión del partido les aleja?

Claro que lo sentimos, a cada paso que hemos ido dando la espectación se ha ido incrementando. Te aseguro que para un futbolista no hay nada más grande en su carrera que la posibilidad de jugar una final de un Mundial representando a su país. Me siento un privilegiado. Estoy orgulloso de poder vivirlo.

¿Es la actual la mejor generación de futbolistas de España? Teniendo mucho respeto a las del pasado, creo que sí. Si España está viviendo ahora esto también es por ellos, por el trabajo previo, por las decepciones vividas en Mundiales con grandes generaciones de jugadores. Nosotros formamos una muy unida. Ese es el gran secreto, el ambiente que tenemos. Llevamos un mes y medio fuera de nuestras casas, echando de menos a los nuestros y no ha habido ni un solo problema en la concentración. Luego en el campo se ve que son muchos años jugando juntos, nos entendemos con la mirada.

Vive un momento dulce, mostrando un gran despliegue físico en cada partido. Sólo le falta el gol.

¡Qué ganas tengo de marcar! No quiero ni pensar si lo consigo en la final (risas). He estado muy cerca en varias ocasiones, pero lo más importante es el equipo, que marque quien marque podamos cumplir el sueño de toda España. Estoy contento por mi estado de forma y con el sistema que jugamos. Es de una amplitud que me permite estar presente en el juego ofensivo. Siempre pienso que mi primer objetivo debe ser defender y dejar la portería de Iker a cero; luego, en función del partido y las características del rival, puedo subir más o menos. Con los extremos que tiene Holanda habrá que medir bien cada vez que lo haga.

Contrasta su presente con los momentos de tensión que vivió antes de acabar bien la Eurocopa.

Aquellos fueron momentos que me sirvieron para crecer. Son situaciones que te depara el fútbol, que tienen una cara buena y una mala. Los grandes saben levantarse y reaccionar cuando tienen un tropiezo. De los errores se aprende. En la Eurocopa hubo momentos de sufrimiento porque no empecé como me habría gustado, pero luego fui a más. La discusión con Luis Aragonés me hizo reaccionar. Ahora, estoy orgulloso por el estado de forma con el que llegué al Mundial y satisfecho de lo que estoy aportando.

Ese momento duro lo ha pasado en esta ocasión Casillas en el Mundial. Se ha llegado a dudar de él pero a la hora de la verdad sacó la mejor de sus caras.

Para nosotros Iker es el referente en todos los aspectos y nunca hemos dudado de él. Es nuestro capitán, el líder de la selección. Se han hablado muchas cosas que no le han hecho rebajar su nivel de confianza. Es un ganador. Comenzó el Mundial más flojo de lo que le habría gustado, pero a la hora de la verdad ha sacado su verdadero nivel. En cuartos de final paró un penalty decisivo a Paraguay y en la semifinal con Alemania tuvo dos acciones que fueron clave.

¿De qué se acuerda antes de la final?, ¿siente nervios?

Siento que es el partido de nuestras vidas y el gusanillo antes de un encuentro que marca tu vida. Ahora más que nunca es cuando hay que intentar disfrutar de este premio porque es una recompensa a muchos años de lucha. Debemos aprovechar este momento y ser campeones. Recuerdo a mi familia, a los que me quieren y a la cantidad de aficionados que nos mandan todo su cariño. Todos merecen que consigamos esta gesta.

Holanda en la final, el reencuentro con viejos amigos.

Es una gran selección que ha hecho muchos méritos para llegar a la gran final. Ha mostrado un fútbol muy vistoso y ofensivo durante todo el Mundial de Sudáfrica 2010.