Dicen los analistas, las apuestas, la historia y hasta el sentido común que Argelia y Eslovenia, en el Grupo C con Estados Unidos e Inglaterra, han aterrizado en Sudáfrica con la etiqueta de perdedores y con el billete de vuelta ya reservado.

Pero como no hay en un Mundial quien se conforme con el marchamo de comparsa, y dado que en el fútbol el sentido común no siempre es garantía de nada, ambas selecciones se medirán hoy en el estadio Peter Mokaba de Polokwane, por primera vez en la historia, en busca de tres puntos que las conviertan en candidatas a desdecir a la lógica.

Eslovenia, ese país minúsculo que hasta 1991 fue parte de la antigua Yugoslavia, ya sabe lo que es burlar a los pronósticos, cuando celebró su clasificación como una gesta irrepetible tras tumbar en la repesca a la Rusia de los petrodólares y colarse por segunda vez en la fase final de un Mundial.