¿CREES QUE TENDREMOS A 2.800 aficionados en la grada?", preguntó Levi Rost a Cacho, directivo del CB Canarias. La respuesta no se hizo esperar. "Estará a reventar". El Ríos Tejera, también llamado la "catedral cestista", registrará hoy uno de sus llenos históricos. Es una sensación que se palpa en el ambiente y también en las colas que hacen los aficionados en la sede del club para retirar los abonos.

La gente es consciente de lo que el baloncesto de esta Isla se está jugando. Tras el 1-1 logrado en cancha foránea, la posibilidad de decidir en casa es real. Dos triunfos, ahí es nada, separan a los de Martínez de colarse en la gran final. Será una misión complicada, pero en absoluto imposible.

Claro que habrá que volver a defender con esa garra que viene distinguiendo al equipo, bajando el culo al parquet, cerrando a los pívots rivales e impidiendo que los Umeh, Fernández, Ciorciari, Turnes y compañía puedan ejecutar desde fuera con comodidad. Será necesario también que Jakim y Guillén mantengan ese nivel intratable dentro de la "pintura". Y que los exteriores aporten efectividad en el tiro, con Iker y Quique "aburriendo" y limitando el espacio de acción a Guzman y Ciorciari. No será un camino de rosas y el que considere lo contrario desconoce lo que encierra la palabra BA-LON-CES-TO.

Ellos, los profesionales, trabajan en el día a día. Y lo hacen uno con un dedo fastidiado, otro con el tobillo lastimado y Jakim con 15 puntos de sutura. Puede que la presión les juegue de entrada una mala pasada, pero cuando esa grada comience a calentar el ambiente y a convertir el pabellón en un verdadero infierno para el rival, los posibles bajones se convertirán en un vendaval aurinegro. Será la furia de unos guerrilleros aurinegros con hambre de triunfo. Será, en definitiva, ver cómo David lucha por tumbar a Goliat, con la "fiebre amarilla" llevándolos en volandas.

Entiendo que hacer un llamamiento a la afición es innecesario. Las ganas por acudir al Ríos Tejera es evidente. Nadie, que presuma de sentimiento aurinegro, se va a perder la gran cita.

Con esta lectura positiva es con la que debe quedarse el jugador número 6. Acudir pronto a las gradas para meterle presión al rival. Porque si bien Olmos dice que sus hombres pasarán de la grada, seguro que cuando ataquen la canasta aurinegra y escuchen un ruido atronador, infernal... el miedo escénico les hará temblar.

Una final, la de esta noche, en la que se hace necesario ganar para afrontar, con ilusión y garantías, la segunda, señalada para el viernes.