Después de que Nino le cediera el turno de lanzador de penaltys a Alfaro, tras fallar los dos que intentó esta temporada, y de que el onubense aprovechara el que dispuso en la visita del Tenerife al Málaga, ayer fue Ayoze quien asumió la responsabilidad de tratar de batir al portero desde los 11 metros, reencontrándose así con una situación que vivió por última vez el 26 de enero de 2008, cuando convirtió en gol una pena máxima que le sirvió al conjunto blanquiazul para empatar en el Heliodoro ante el Sevilla B.

"Desde que el árbitro lo pitó, cogí el balón porque estaba convencido de que iba a marcar", explicó Ayoze antes de indicar que Alfaro "es otro especialista y también quería patearlo, pero en este caso me tocó a mí y lo importante es que fue gol". El portuense aclaró que no llegó a discutir en ningún momento con su compañero, quien únicamente le pidió a Ayoze realizar el lanzamiento por si no tenía la confianza suficiente. "Desde el principio le dije que lo iba a tirar yo y no tuvo ningún problema".

Asimismo, reveló que "cuando asumes una responsabilidad de este tipo y ves que el balón entra en la portería, sientes un gran alivio". Abundando en la acción que derivó en el segundo tanto del Tenerife, el interior izquierdo aseguró no recordar cuándo ejecutó un penalty por última vez, y comentó que "siempre he estado entre los lanzadores, junto con Nino y Alfaro, y me sentía capacitado". Su acierto se lo dedicó a su familia, especialmente a su mujer y su hija.