La selección española de balonmano tratará de cerrar la herida abierta en el pasado Mundial de Croacia, donde España acabó en una decepcionante decimotercera plaza, con una buena actuación en el Campeonato de Europa de Austria que permita recuperar a los de Valero Rivera su puesto en la élite.

Un objetivo que parece más factible con la incorporación al conjunto nacional del portero del Ciudad Real, el hispano-serbio Arpad Sterbik, uno de esos jugadores capaces por si solos de cambiar el rumbo de un equipo.

De hecho, gran parte de las aspiraciones de la selección española en tierras austríacas se sustentan en la solidez de la portería que conforman el propio Sterbik y su compañero en el conjunto manchego José Javier Hombrados, primera piedra del entramado defensivo con el que España confía en recuperar el prestigio perdido.

Y es que una de las novedades que presentará en Austria el seleccionador nacional con respecto a la cita mundialista, donde Valero Rivera apostó de inicio por defensas más abiertas, será la vuelta a una defensa 6-0, durante muchos años una de las señas de identidad del equipo nacional.

La mayor o menor solidez defensiva permitirá poner en práctica o no una de las mejores armas del equipo español, el contragolpe, en el que los veloces extremos Cristian Ugalde, Juanín García o Víctor Tomás son toda una garantía.

Ayer, la selección cogió moral, goleando a Brasil (32-18) en el que ha sido el último test preparatorio antes de comenzar el campeonato mañana ante la República Checa.