No hay manera. El Tenerife no gana fuera de casa desde el 13 de junio y completa la primera vuelta con sólo dos puntos de 27 posibles lejos del Heliodoro. En el estadio de los Juegos Mediterráneos lo tuvo todo a favor y fue incapaz de aprovecharlo. Se puso por delante en el marcador nada más comenzar el encuentro, obligó al Almería a cambiar sus planes iniciales e incluso cuando peor se puso el panorama tras el empate, dispuso de casi media hora en superioridad numérica para volver a ponerse por delante y ganar. Después de 17 jornadas escuchando como argumento que los blanquiazules nunca habían estado entre los tres últimos, el empate le hunde en descenso y arrebata algunos gramos más de la confianza que quedaba en la Isla.

La alineación de Oltra fue toda una declaración de intenciones. Quiso recuperar su formación de más éxito y lo consiguió no sólo con el retorno, casi cuatro meses después, de Marc Bertrán y con Juanlu adelantando su posición, sino que hasta volvió a situar a Pablo Sicilia en el lateral izquierdo. Una conclusión fácil, pero rotunda: en tierras andaluzas ninguno de los cuatro fichajes para esta temporada del regreso a Primera División disputó un solo minuto. Por algo será.

Una de las premisas del buen visitante en la Liga española es adelantarse en el marcador. Alguna importancia tiene el hecho de que los 20 participantes se hayan pasado casi media competición sin remontar un partido a domicilio, haciendo buena esa máxima: sólo gana fuera el que marca primero... y no siempre. Los blanquiazules se apresuraron a seguir este principio a rajatabla. Con minuto y medio de juego ya habían inaugurado el marcador con una jugada a su más puro estilo, ése que tantas alegrías dio a la afición insular durante la temporada pasada. Alfaro rompe por la derecha, Nino no llega a su centro, pero Kome sí. El remate del camerunés lo rechaza Diego Alves y le cae en los pies a Juanlu Hens, que no perdona (1'').

Todos los planes previos quedaron condicionados por el gol, que sintió en sus entrañas el cuadro que dirige el ex insular Juan Manuel Lillo. Su rival le dejó maniobrar con los centrales y se concentró en ahogar el centro del campo local, donde Bernardello y Corona casi no rascaron bola en los primeros 45 minutos. Sólo Soriano mantuvo a flote la nave rojiblanca. Así, la inquietud sólo alcanzó a Sergio Aragoneses en las acciones a balón parado que se fueron sucediendo. Domingo Cisma dio trabajo por dos veces al guardameta gallego (6'' y 18''), primero a la salida de un córner y luego aprovechando un rechace. El lateral, de los más activos en el bando andaluz, volvió a intentarlo de cabeza más tarde (33'').

Para entonces ya se sucedían las posibilidades de contragolpe para el Tenerife, frustradas unas veces por la falta de precisión y otras por una desbordada zaga. Nino, en un libre indirecto por cesión al portero, acabó disparando cerca del poste derecho de Alves (33''). Fue la más clara de una serie de salidas en las que faltó precisión o decisión. Por primera vez en el presente campeonato, los jugadores insulares llegaron al descanso ganando y con sensación de superioridad. Porque, hasta ese punto, el Almería había sido un equipo insulso, sin ritmo, sin ideas, que se limitó a poner centros al área y vivir de las rentas. Sólo creó una ocasión en juego, a remate de Goitom de cabeza (38'').

Para seguir burlando a su destino, salió intenso el cuadro de Oltra tras el parón. En los primeros cinco minutos lo intentaron con sendos disparos Nino, que puso en apuros a Alves, y Alfaro. Luego llegó el apagón. Duró lo justo para que los andaluces empataran. De repente, la defensa visitante perdió su contundecia y el centro del campo perdió cada disputa por los rechaces. En una de esas acciones, igualó Goitom (60''). Pero conviene explicar cómo se desencadenó la acción. Córner a favor del Almería, que cae en los pies de Kome. Todo a favor para un contraataque mortal y el camerunés selecciona mal el pase y la deja en los pies de Bernardello. Éste centra, sin cabeza, y un mal despeje blanquiazul acaba en los pies de Soriano, que pone en bandeja el tanto a su delantero. Una calamitosa jugada que volvió a desnudar las vergüenzas tinerfeñas, tan bien tapadas durante una hora.

A falta de media hora, el Tenerife tenía que volver a empezar la conquista de su primera victoria a domicilio. Pero igual que con el tempranero 0-1, las cosas se le iban a poner pronto de cara. Piatti se autoexpulsó (66'') desplazando un balón después de que Velasco Carballo le hubiera señalado una falta en contra y los de Lillo se vieron con uno menos en su momento más dulce. Oltra dio entrada a Richi para ganar solidez en el medio y luego arriesgó con Ayoze. Estaba obligado a buscar el 1-2 y sólo disparó una vez. Fue Nino y su ensayo se marchó a las nubes (83''). De resto, mucha posesión de balón y aproximaciones al área, en las que careció siempre de acierto o criterio para dar el último pase.