Villarreal y Tenerife coinciden por tercera vez en la máxima categoría. La primera vez fue en la temporada 98-99 y los dos descendieron. Luego, en la 01-02 y bajaron de nuevo los insulares. Pero el club castellonense vivía entonces su segunda campaña consecutiva en Primera y su crecimiento fue, desde entonces, prácticamente imparable. Ha disputado varias ediciones de la "Champions", llegando en una ocasión hasta las semifinales y su presencia en Europa no ha tenido casi interrupción. Mientras esta sorprendente transformación (de modesto a grande) se producía, los blanquiazules vivían algunos de los peores momentos de su historia.

Pero esos tiempos ya pasaron y hoy en El Madrigal vuelven a cruzarse dos equipos con caminos distintos, casi inversos. Quizá sea el mejor momento para que el Tenerife visite al conjunto de Ernesto Valverde, asfixiado por las bajas. Claro que, con una plantilla como la amarilla, te pueden faltar piezas básicas como Senna o Ibagaza que Eguren y Bruno les sustituirán en el doble pivote con plenas garantías. O puede estar de baja Cazorla y que el técnico tenga para elegir los ocupantes de sus bandas entre Cani, Pires, Escudero o Fuster. Incluso que esté sancionado Nilmar y pueda elegir para la delantera entre Rossi, Llorente o Pereira.

Quizá si se puedan aprovechar otras cosas mejor que las ausencias. Este Villarreal es una escuadra con problemas a la hora de definir -sí crea muchas ocasiones, pero le cuesta convertirlas en gol- y... de defender. Con zagueros de la calidad de Godín, Gonzalo o Capdevila sufre en exceso en el juego aéreo y padece de constantes desajustes que, en este arranque de Campeonato, han sido aprovechados con demasiada frecuencia por sus rivales.

Es verdad que los de Oltra no son precisamente letales en el apartado ofensivo, pero deberán aprovechar todo esto si quieren, por fin, estrenar su casillero de puntos a domicilio. El entrenador insular duda entre Omar y Ayoze para reemplazar a Kome, pero parece tener claro que Ricardo León será titular junto a Román Martínez, al que se reservó en la Copa. El sacrificado en el doble pivote sería Mikel Alonso.