El francés Anthony Roux, de la Francaise des Jeux, sacó provecho de una escapada de principio a fin para imponerse, por una bicicleta, en la decimoséptima etapa de la Vuelta, jornada de transición con 193 kilómetros de trayecto entre Ciudad Real y Talavera de la Reina en la que Alejandro Valverde mantuvo el jersey oro de líder.

Roux se salvó por un par de metros. Ese fue el margen de error del malvado pelotón, que se quiso engullir entero al francés, pero éste se rebeló ante la marabunta para firmar a sus 22 años la primera victoria profesional. Por los pelos, pero suficiente para estrenar a su equipo. Cruzó la línea en 4h.28.14, el mismo tiempo del gran grupo, encabezado por otro francés, Wiiliam Bonnet (Bouygues) y el alemán André Greipel, que no volvió a mojar porque a su equipo le falló la calculadora.

Manera agónica, pero dulce y bonita, de rematar en su primera gran vuelta una escapada de 187 kilómetros, prácticamente de salida. Un premio con intriga "al lado de un río muy bonito que había a la derecha". Hasta le dio tiempo al francés de constatar la presencia del Tajo.

Otra etapa de bostezo y guión escrito, aunque no exenta de sobresaltos considerables. Mal asunto si la Vuelta tiene que depender de caídas para escribir su historia. Hubo pinchazo de Valverde. En el kilómetro 129 se produjo una montonera con varios implicados.