La década de 1930 en la historia del automovilismo representó un avance tecnológico de considerable valor. En los distintos Salones del Automóvil celebrados en las principales capitales, los más importantes fabricantes del mundo exhibían en sus espacios los nuevos adelantos e inventos que incorporaban, nuevos modelos los cuales, como era de esperar, facilitaban tanto el mantenimiento del mismo como su conducción, originando con ello que cada día la lista de usuarios aumentara de modo considerable. Si los grandes monstruos del asfalto y de la industria se debatían en enconada lucha por acaparar el mayor número de ventas, detrás de ellos, en silencio, pequeñas fábricas de utilitarios mantenían su pelea particular por llegar al sector más económico, donde para los automóviles de lujo su presencia estaba vetada.

Inglaterra fue un país que se caracterizó por construir vehículos de todo tipo, desde los carísimos Rolls-Royce o Bentley hasta los modelos populares como Austin, Morris, Stándar, etc., pero aún la lista de autos económicos no acaba con estas marcas ya que en 1993 irrumpe en el mercado la Rytecraft, un diminuto y práctico auto que hasta 1940 mantuvo en producción la "British Motor Boat Manufacturing Co. Ltd".

El Rytecraft reunía las características típicas de un scootacar, puesto que montaba un motor Villeirs de un cilindro de 98 c.c. refrigerado por aire y capacidad para un pasajero.

Lo espartano de su aspecto, en aras de abaratar lo más posible su precio de venta, origina que los primeros modelos carecieran incluso de faros y en su espacio interior se equipó con lo más esencial para desplazarse, suspensión con embrague automático centrifugal, caja de 3 velocidades con marcha atrás, siendo lo más llamativo del mismo la existencia de un solo pedal para controlar la aceleración y freno. Con todos estos elementos a pleno rendimiento su velocidad máxima llegaba a los 24 km/h.

Tenerife por suerte contó entre sus matriculaciones con un Rytecraft del total de mil unidades fabricadas por la BMB. La distribución de los mismos la ostentó la sociedad "Cristóbal Beautell" y, aunque no llegó a publicitarlo en los diarios locales, sí que la promocionó en la revista "Material" de régimen interno que editaban entre sus clientes y simpatizantes, a ella pertenece el anuncio aquí reproducido y que lleva por fecha enero de 1935 en su número 19.

Nuestro único Rytecraft hace su estreno el día 11 de enero de 1935 y correspondió a la unidad troquelada con el número RZ-442. Tras los obligados trámites administrativos se le señaló con las placas TF-5592, siendo su primer propietario el Sr. don Conrado Rodríguez López.

La ausencia de fotos del mismo en nuestro archivo nos impide descifrar qué tipo de carrocería imitaba, pues se suministraba en muchas versiones, algunas de las cuales están detalladas en el citado anuncio.

Como si de un vaticinio se tratara, la revista "Material" en su número 6 de diciembre de 1933, satiriza con un mini coche, no extrañándome el que ya por aquel entonces habían contactado con la BMB para estudiar las posibilidades de obtener la representación de los Rytecraft, como años más tarde sucedió. Actualmente, el TF-5592 está considerado como desaparecido.

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