Osasuna, en su noveno ejercicio seguido en Primera División tras el ascenso del año 2000, salvó con un aprobado justito, ya que consiguió el objetivo de la permanencia, una dramática temporada en la que, al igual que el pasado año, tuvo que esperar a la última jornada para garantizar la salvación.

Una temporada en la que pasaron por el banquillo ''rojillo'' dos entrenadores, el canterano José Ángel Ziganda y el ex seleccionador nacional José Antonio Camacho, pese a lo cual el equipo permaneció más de la mitad del campeonato en puestos de descenso (21 jornadas, 11 de ellas como colista).

El calendario, con el ''Tourmalet'' para cerrar la Liga, parecía un enemigo al principio, pero al final ha resultado ser un aliado para conquistar la salvación, tras ganar al Barcelona en el Camp Nou y al Real Madrid en Pamplona, en partidos en los que los dos ''grandes'' jugaron a medio gas porque ya tenían sus objetivos logrados.

Las dudas del pasado verano para renovar a Ziganda no fueron un buen presagio y, como consecuencia de la pérdida de confianza, el técnico navarro fue relevado en el cargo tras la sexta jornada en octubre, curiosamente con el equipo fuera del descenso y sin clamor popular.

Patxi Izco, presidente de Osasuna, club que no había destituido a un técnico en 11 años y medio, cumplió un viejo deseo con el fichaje de Camacho, quien sin embargo no pudo corregir la trayectoria descendente de un equipo que sólo ha ganado dos partidos fuera y ha acusado lesiones graves y numerosas expulsiones.

Osasuna tocó fondo al cierre de la primera vuelta, hundido en la tabla en el último puesto y con una paupérrima marca de 13 puntos, a 7 de los puestos de permanencia tras perder en el polémico partido en el Bernabéu.

Ése fue el punto de inflexión de la temporada. El escándalo llevó a Izco a romper las relaciones institucionales con el colectivo arbitral, decisión cuestionable aunque lo cierto es que Osasuna, que más tarde restablecería los vínculos, recibió a partir de ahí mejores juicios y, coincidencia o no, remontó el vuelo en un espectacular arranque de la segunda vuelta.

Con las victorias consecutivas contra el Espanyol, Atlético de Madrid y Athletic, el Osasuna tuvo la permanencia en sus manos a falta de 8 jornadas para la conclusión del campeonato, pero la relajación se adueñó del vestuario y los ''rojillos'' se metieron de nuevo en el fango tras sumar sólo 2 puntos en 6 jornadas.

Sin depender de sí mismo y ante los dos ''grandes'', así llegó Osasuna al desenlace de la Liga. Sin embargo, cuando todo parecía en contra, el conjunto pamplonés, con un destacado Walter Pandiani, ató la permanencia ganando al Barcelona y al Real Madrid, tras aprovechar la ausencia de la disputa por el título entre ambos.

Los dirigentes del club, que apuestan por la continuidad de Camacho para la próxima temporada, deberán reflexionar sobre las penurias vividas esta campaña para construir un conjunto de garantías para el futuro, aunque el sufrimiento es inherente a un equipo que en 6 de las 9 campañas ha aguardado a las últimas jornadas para asegurar la permanencia.