La escala Beaufort divide los 12 grados de fuerza del viento. Ayer en el Heliodoro hubiera tenido trabajo doble. Meteorológicamente hablando resultó desagradable para los presentes en el recinto capitalino el viento reinante. Pero futbolísticamente hablando, el Tenerife no se quedó en brisa, ventisca o viento fuerte, sino que necesitaron los especialistas utilizar otra escala, la de Fujita, para saber qué tipo de tornado fue el que azotó al Girona, sobre todo en la primera mitad del encuentro.

En esos 45 minutos, el conjunto blanquiazul protagonizó una salida devastadora. La zona más peligrosa del tornado, el vórtice, fueron esta vez Juanlu y Kome por las bandas con Nino como estilete. Ellos se encargaron de hacer diabluras, con las espaldas bien cubiertas por Ricardo y Richi, ayudados por las incorporaciones de Bertrán y Héctor y con un rival sorprendido, casi convertido en espectador. Cayeron dos goles en 20 minutos, pero pudieron ser más. Lo mismo que al descanso.

Deteniéndonos en analizar el juego de conjunto, no podemos obviar la trascendencia del doble pivote más equilibrado que puede formar Oltra. Porque Richi no es tan aparente como Óscar y carece de su despliegue físico. Pero tácticamente es superior al asturiano, casi se puede decir que a cualquiera de la plantilla. Y eso lo agradece el equipo en general... y Ricardo en particular. Cuando se le acabó la gasolina después de su magistral clase de 70 minutos, lo notaron sus compañeros y encontró la escuadra gerundense el ida y vuelta que buscaba ya después del descanso. Por eso llegaron las ocasiones que, hilando fino en una tarde feliz para el tinerfeñismo, impidieron que la obra fuera perfecta. Ya por entonces la tormenta tropical llamada Tenerife había perdido fuerza y se había quedado en algún viento con ganas (Nino) y algunas lluvias (contragolpes) aisladas.

Asistimos pues al partido más completo de los blanquiazules en la presente temporada. En él quedaron plasmadas todas sus virtudes (ritmo de juego, intensidad, creatividad, gol...) y también algún defecto (concedió hasta cuatro oportunidades claras al Girona y no pudo mantener su puerta a cero). La balanza entre las dos vertientes se decanta por la primera de momento. Que dure porque de eso dependerá el éxito final del camino.

En 20 partidos, 33 puntos y puestos de ascenso. Se puede soñar. Y se ascenderá o no, pero ayer quedó claro por qué habremos conseguido el objetivo o por qué no.