Se nos queda viejo el parque de automóviles. La crisis ha acabado con las renovaciones de vehículos y cada vez vemos más coches de más de diez años circulando por las carreteras en Canarias y en España. Los concesionarios saben de los sufrimientos que les ha provocado la crisis y de la merma de las ventas de automóviles. Los planes de renovación son muy convenientes, pero no resuelven el problema. encillamente, no hay un duro y se estira hasta límites peligrosos la vida de los coches, guaguas y camiones.

Algunos meses se despertaron expectativas en las Islas porque la venta subió, pero no se estabiliza y cae, a pesar de las tentadoras ofertas. El problema radica también en que media España figura en los registros de morosos, y las financieras, en cuanto detectan a un comprador en uno de esos registros, no le financian el coche. Aunque lo vaya a pagar. Esto es injusto, porque figurar en un registro de morosos no debe ser suficiente para que el ciudadano se convierta en un proscrito.

Los coches de gama alta se siguen vendiendo, más o menos, pero los de media y baja gama, así como los vehículos industriales y de pasajeros, han visto descender mucho sus ventas. Y son los de media y baja gama los que animan los mercados y los que dan movimiento a la producción de vehículos en las fábricas de las grandes marcas.

Ya, como ocurría antes, las carreteras no son un gran escaparate donde los ciudadanos veían los modelos y los elegían posteriormente en los concesionarios. Ahora la vejez se impone en el parque automovilístico y circula cada tartana por ahí que asusta.

Claro que lo viejo no tiene que ser, necesariamente, feo, pero algunos modelos nos recuerdan a los que circulan por las repúblicas bananeras en las que tener un coche, aunque sea viejo, es un auténtico lujo.

Es necesario que el Ministerio de Industria arbitre nuevos planes Renove para la adquisición de modernos modelos a unos precios asequibles para un usuario en crisis. Parece que los tiros van por ahí, pero es preciso no detenerse, porque nos coge el toro.

ale uno por Europa y ve un parque automovilístico moderno. Y le entra a uno envidia de lo que fuimos y de lo que somos, empobrecidos como estamos por la maldita situación económica que padecemos en Canarias y en España.