LA GRAN VIRTUD de Paulino Rivero ha sido cargarse Coalición Canaria. Ha ganado la Presidencia y ha colocado a un satélite -Barragán- en la Secretaría General, pero ha destrozado el partido. No hace falta ser muy inteligente para sacar esta conclusión. El congreso más duro de los celebrados por CC ha tenido de todo: promesas de prebendas, arrepentimientos en los pasillos, puñaladas entre grupos contendientes. Al final, ¿qué? Pues los mismos perros y, encima, con idénticos collares. Esos perros que adornan la bandera de Canarias y que lamen a una corona que no es la nuestra. A lo mejor sí es de Paulino Rivero.

El partido ya no existe, porque las heridas son tan profundas que su cicatrización va a ser imposible. Los nutrientes de CC tampoco existen: los jóvenes pasan. Y Rivero es un mago ambicioso que no repara en asesinar cruelmente un proyecto político con tal de estar ahí. Ha demostrado que de nacionalista tiene muy poco y de aprovechado, mucho. A ver cómo se gana ahora a los disidentes. CC pagaba los favores, antes, con cargos. Ya no quedan cargos que repartir, están todos asignados. La gente normal de Canarias, la gente de la calle, ya no los quiere. No hay más que analizar los resultados de los últimos comicios. Se acabó, no quedan sino ellos, los que ocupan cargos públicos y unos cuantos ilusos. Ni siquiera Miguel Zerolo pisó el congreso. Y otros muchos se fueron antes de terminar. Y fíjense en el resultado de la votación que ha convertido a Paulino Rivero en presidente. Un resultado insólito.

Los aplausos fueron, esta vez, muy tímidos. A Rivero se le acaba el ciclo. No se puede ser presidente de todo sin costo. ¿A qué aspira ahora, a la alcaldía de El Sauzal? ¿A pilotar su propio helicóptero?

Rivero quiere el poder omnímodo, aunque ahora digan que ser presidente de CC es como ser un mojón, que quien va a mandar es Barragán. Olvídense. Barragán es un culichichi de Paulino Rivero y como tal ejercerá. Quien manda es el otro. Manda cada vez más entre menos, porque los militantes se están tirando por la ventana, en un evidente sálvese quien pueda. Solo los que ocupan cargos y carguitos resisten. Está claro, hay que comer todos los días. Existen demasiados intereses creados en CC para que algo cambie. Se acabó, tras este V Congreso, la esperanza de crear un partido nacionalista de verdad, con metas de verdad y con sentido común y sentido del Estado. El mago les ganó a los puntos. Ya nada será igual. O a lo mejor es que todo sigue igual, depende del cristal con que se mire.