CUENTAN las crónicas que se celebra un juicio en Las Palmas contra José Rodríguez, director de este periódico, y contra EL DIA. Cuentan que el señor Rodríguez, enfermo, no compareció. Y añaden las crónicas que se desestima el certificado médico de un reputado cardiólogo. Naturalmente esta decisión será apelada, pero siguen diciendo las crónicas que el juicio se celebra, sin este testigo, y que se analizan un montón de editoriales de EL DIA; y que la fiscal se adhiere con entusiasmo a la petición dineraria del abogado del actor. ¿Se dice actor o actriz?

Bueno, pues en el colmo del disparate, la citada fiscal, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y suponemos que también los abogados del actor -o actriz-, añaden a la cosa la petición de 10.000 euros a dos individuos que no han sido demandados, ni citados, ni pueden defenderse, ni puñetas: a Ricardo Peytaví y a Andrés Chaves. 10.000 euros más que quiere embolsarse el bobo -o el listo- del mariconzón.

Esta justicia made in Canarias es cojonuda. A ver lo que dice el juez de instancia, lo que dice la Audiencia, lo que dice el Supremo, lo que dice el Constitucional y lo que dice Estrasburgo -cinco o seis años, poco más o menos-, pero estos hechos, que yo sepa, no tienen parangón en la historia judicial de este país.

Es curioso el papel de algunos fiscales y fiscalas, casi todos navegados -es un término más o menos amistoso que en Isla Margarita se aplica a los que vienen de fuera-. Y son curiosas, cuanto menos, ciertas actitudes, ciertas connivencias y ciertas decisiones contra este periódico y contra los que trabajamos en él.

Es cierto que el juez puso en su sitio al actor -o actriz- cuando nos acusó de xenófobos, pero ya está bien, hombre, de soportar las tarascadas de este mindundi, que se cree, con su amigo López Aguilar, el gran corregidor de Canarias. Pura caca.

Empezamos a hartarnos de estas connivencias y de estas batallitas. Nos insulta, pero no podemos defendernos. Curiosa forma de justicia igualitaria en un reino de amiguetes, corporativismos y puñetas.

Qué bien, así se construye el país. Estas son las herencias del PSOE. Un país en el que a un furtivo que caza un conejo para dar de comer a su familia se le da una manta de palos, se le detiene y se le mete en la cárcel y a un ministro que caza sin licencia se le concede la Gran Cruz de Carlos III. ¡Viva España!