La directora del Observatorio Geofísico del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Carmen López, ha resaltado hoy que "si no tienes una erupción, no aprendes de verdad", para explicar lo que ha supuesto para el IGN la primera experiencia real de vulcanismo activo que dirige en España.

Esa experiencia la han tenido los científicos del IGN y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en El Hierro, donde a mediados de julio comenzó detectarse un considerable aumento de la sismicidad que ha terminado en la primera erupción volcánica en España desde 1971, cuando se produjo la del Teneguía (La Palma).

Carmen López ha destacado la emoción del personal que ha trabajado en esta crisis, que, ha añadido, se ha enfrentado a la realidad con la inestimable ayuda del CSIC.

También ha señalado que ha sido muy positivo que desde 2010 haya un plan de emergencias por riesgo volcánico en Canarias, ya que ha facilitado la coordinación entre los ayuntamientos, el Cabildo de El Hierro y los gobiernos regional y central.

El IGN ya tenía en El Hierro instrumentación antes de que se iniciase la actual situación "anómala". "Pero nos hemos dado cuenta de que tenemos que implementar más estaciones", ha apuntado López, por lo que en la isla habrá a partir de ahora una red más completa.

La responsable del Observatorio Geofísico del IGN ha reconocido que los expertos han pasado momentos de tensión cuando el fenómeno no estaba claro y "no sabíamos interpretar los datos con la velocidad suficiente", y ha opinado que todas las medidas preventivas que se han adoptado han sido muy acertadas.

"Hemos ganado mucho en conocimiento, lo que servirá para, en siguientes ocasiones, actuar todavía de manera más clara", ha dicho Carmen López, quien recordó que el Instituto Geográfico se hizo cargo de la emergencia volcánica en España en 2006, después de que en Tenerife se produjese una crisis sismovolcánica.

Alicia García, volcanóloga del CSIC, ha elogiado la madurez y comprensión de la población en una crisis que comenzó a mediados de julio con un aumento "importante" de la sismicidad, por lo que comenzó a desplegarse una red de vigilancia del IGN.

García ha resaltado que esta ha sido una oportunidad excepcional en la que han aplicado lo aprendido en volcanes activos.

El proceso ha evolucionado de forma rápida y a partir de mediados de septiembre una aceleración en la deformación indicaba que podía desarrollarse con más velocidad, lo que ocurrió, ha explicado esta investigadora.

Y, tras la erupción volcánica submarina, el 18 de octubre pasado, en torno a las 19.00 horas, se empezó a ver que la fase actual del proceso estaba en su final, ha concluido Alicia García.